Iron-Suit: De regreso a la vida pública

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||•|| _____ Stark ||•||

Entré a casa de nuevo después de despedir a Peter. Fui a la sala y el único que seguía ahí era Nadir. A Bucky lo miré tomar su chaqueta y ponerse sus guantes.

— ¿Ya te vas? —le pregunté al verle la cara de secretaria mal pagada.

—Sí, ya me corrieron —reclamó antes de desordenar el cabello de Nadir y luego hacer lo mismo conmigo—, pórtense bien y ya no la hagan enojar.

— ¿Cómo podríamos? Eres el experto en eso —exclamé pero no dijo más, simplemente fue a cerrar la puerta.

Negué antes de ir a mi habitación. Con lo mucho que amaban ellos dos discutir no dudaba que quisiera regañarme Kozlov a mí o a Nadir. Supongo que Nadir pensó lo mismo porque tomó sus colores y su libro para subir también.

Fui a mi habitación y me acosté en la cama mirando el techo un momento. Algo me hizo voltear a la mesita de noche, miré el Citalopram y tomé la caja. Leí las indicaciones entonces. Seguía indecisa por ingerirlo, pero las horas de sueño irregulares me estaban matando. Solté un suspiro de rendición y saqué la tableta de pastillas, tomé una y la miré con detenimiento.

Tuve la opción de hacerlo o ni siquiera intentarlo. Mascullé de mala gana y la metí a mi boca antes de tragarla, tenía muy pocas ganas de bajar a ver a Kozlov molesta por lo que sea que Bucky y ella hubieran discutido. Era tan raro vivir en una familia disfuncional con papá y mamá. Toda mi vida había vivido en una familia disfuncional con dos papás: Tony y Happy, y el hecho de ver las peleas de amor-odio ahora era muy raro.

Miré mi celular, en la pantalla había una notificación de mensaje de Peter.

"Llegué a casa, aparentemente sin problemas. May no ha llegado, debe estar con su cita."

"Qué suerte tienes."

"Estoy agotado, hablamos mañana. Descansa."

No respondí más, bloqueé el celular y cerré los ojos un momento.

Cuando volví a abrir mis ojos ya eran las seis cuarenta de la mañana.

—Mierda —mascullé antes de levantarme.

Fue raro sentirme descansada. Como si en los últimos cien años la hubiera pasado dormida. Fui a darme una ducha, me vestí con ropa deportiva, algo cómodo que al menos no me hiciera ver como que detestaba tanto a la vida.

Por primera vez en días al abrir el cajón de la cómoda miré el brazalete de nanopartículas del Iron-Suit. Lo tomé por un momento y di un suspiro sentándome en la orilla de la cama.

Abrieron mi puerta, giré un poco mi cara para ver de quién se trataba. Miré a Kozlov asomarse en el marco de la puerta.

— ¿Estás lista? Falta que desayunes, ya es tarde.

—Ahora voy —comenté mientras miré de nuevo el brazalete.

— ¿Qué haces aún sentada? Vamos, tengo mucho por hacer hoy, niña.

—Es que... —no sabía si contarle o no al respecto.

— ¿También golpeaste a un idiota en la escuela? Porque no te voy a juzgar, en serio se merecen una patada en el culo a veces.

—No, es sólo que encontré el brazalete de mi traje, es todo —y se acercó entonces, se lo mostré.

— ¿Y qué? —me preguntó tomándolo para verlo—, ¿piensas volver a esto de jugar a la heroína también?

El hombre araña (Peter Parker y tú)Where stories live. Discover now