La cita de Kozlov: una pequeña visita (+15)

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No habrá ningúna escena sexual descriptiva en esta ocasión pero sí un poco de erotismo, chamas.

||•|| _____ Stark ||•||

La semana pasó muy rápido, ni siquiera me di cuenta cuando llegó el fin de semana, entre la terapia y sus pequeñas tareas de la psicóloga para arreglar las cosas con la gente a mi alrededor, además que había vuelto con mi rutina de entrenamiento que no había tomado en cuenta desde que regresé.

A pesar de todo lo que ya había logrado, no había vuelto a usar el Iron-Suit que había utilizado cuando apareció Thanos, lo seguí manteniendo escondido en el fondo del cajón de la mesita de noche al lado de mi cama.

Eran ya casi las ocho de la noche. Estaba sentada en la orilla de la cama de Kozlov mientras ella se preparaba para su cita. Había elegido unos pantalones vaqueros en un azul desgastado, unas botas con poco tacón en color negro, una camisita de tirantes con encaje del mismo color y encima un cárdigan beige.

— ¿Y a qué hora regresarás? —le pregunté mientras estaba sobando la panza de Chester que estaba recostado boca arriba sobre mi regazo.

—A las once quizá —me respondió—, pero si algo sale mal, en veinte minutos o media hora. ¿Estás segura que puedo dejarte a cargo? No me molestaría que vayan con nosotros tú y Nadir.

—No, no, claro que no —hablé y la miré a través del espejo—. Es tu primer cita en seis años, debes ir a disfrutarla con el viejito a solas. Yo puedo hacerme cargo, Nadir y yo nos la pasamos bien viendo televisión o jugando a hacer fuertes.

El timbre sonó. Kozlov se miró una vez más al espejo. Aunque ella no dijera nada, se notaba cuán nerviosa estaba por salir con el viejito.

—De acuerdo —se levantó y tomó su cartera—, a las nueve le dices a Nadir que se vaya a la cama, nada de chocolate y nada de vodka, ¿De acuerdo? Llámame si algo va mal, o si las cosas van bien. Llámame a las nueve en punto —hablaba rápido e hizo un par de ademanes en señal de buscar algo—, hay galletas, leche y si quiere jugo también hay. Que vaya al baño antes de ir a la cama. No le dejes el control remoto ni de broma y lava lo que sea que ocupes si entras a la cocina, Chester es un aprovechado.

—Lo tengo todo, ya deja de preocuparte y diviértete —repetí ya algo aburrida de sus instrucciones—, yo me hago cargo de Nadir.

—Bien, gracias —y salió de la habitación algo apresurada.

Nadir estaba en la sala mirando Happy Feet y a veces se escuchaban sus gritos pero nada de qué preocuparse, estaba tan inmerso en la película que supongo no se dio ni cuenta que su padre había ido a buscar a Kozlov.

Yo bajé cuando la puerta se cerró, fui a la sala y ahí estaba Nadir atento a cada parte de la película de pingüinos.

— ¿No te cansas de ver esa película? —le pregunté y él negó.

—No lo entenderías, es una gran película.

—Seguro, pero esta es la vigésima vez que la ves en la semana.

— ¿Vemos "Buscando a Nemo"?

—No, el inicio siempre me hace llorar —admití.

— ¿Y qué te parece ver Mulán o Mohana?

— ¿Princesas? —pregunté confundida.

—Mulán no es una princesa —respondió ofendido—, Mulán es una grandiosa guerrera. ¿Por qué quieren hacerla ver como una princesa? Le partió el trasero al jefe de los Hunos.

—De acuerdo, no es una princesa —respondí—, qué genio.

—Vamos a ver Mulán, ¡Mulán, Mulán! —respondió emocionado cambiando el canal ahora.

El hombre araña (Peter Parker y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora