La vida universitaria

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Peter Parker

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El semestre en la universidad había comenzado. Debía admitir que me sentía emocionado, al menos empezaría mi vida estando en el anonimato y por un momento volvería a sentir lo agradable que era sentirse un cero a la izquierda, siendo ignorado y el chico por el cual nadie parecía interesarse.

Para empezar de cero en un departamento que estaba a nada de caerse a pedazos debía admitir que me había levantado de la cama con el pie derecho.

Después de lavarme los dientes y tomar mi mochila salí del departamento, o al menos esa era mi intención hasta que escuché mi celular sonar. Lo tomé en mi mano y la pantalla tenía una leyenda: "Número privado". Por un momento dudé en contestar pero acabé por hacerlo.

— ¿Diga? —Respondí a la llamada tratando de ser cauteloso, pocas veces números así me habían llamado y generalmente era solo cuando Happy o el Señor Stark en vida me trataban de localizar.

—Hola, Peter. —La voz femenina al otro lado de la línea fue conocida para mí.

Me sorprendió que recordara mi nombre esa mujer, después del hechizo de Strange se suponía que nadie más conocía mi identidad

— ¿Hola? —Hablé con un tono de duda sobre mi voz—. ¿Cómo es que...?

— ¿Sabes? Cuando realicé los algoritmos y el prototipo del CIP no esperaba que un chico de dieciocho años pudiera entrar a él, no porque no hubiera contemplado que un hacker amateur lo intentara, simplemente no creí que le interesara específicamente escuchar la comunicación entre la policía al momento de informar de crímenes cometidos. Digamos que no fuiste muy inteligente al momento de borrar la evidencia que te delataba como dispositivo infiltrado en comunicaciones específicas y rastreadas las veinticuatro horas del día.

Palidecí al escucharla. ¿Qué debía hacer? Solamente fingí no saber qué era lo que estaba diciendo.

—N-no sé de qué me está hablando. Disculpe.

Para ese momento, ya no sabía cómo pasar desapercibido por la mujer al teléfono. Era verdad que la manera de entrar al Canal de Intercomunicación Policial había sido demasiado sencillo para ser un algoritmo creado por la Secretaria de Seguridad.

—No, yo creo que sabes bien de lo que estoy hablando. No por algo he permitido que permanezcas dentro del CIP sin que haya consecuencias legales. Digo, un justiciero anónimo no gana mucho en las calles, no tendría caso encerrarte por interferencia a comunicaciones oficiales. Toma esto como un aviso amigable de que estoy enterada de lo que haces.

—Y-yo... —Me quedé sin palabras. Detuve mi camino un momento sólo para tratar de prestar atención a lo que la tía de _____ hablaba.

—No te detengas, sigue tu camino.

—Oiga, ¿acaso me está...?

— ¿Siguiendo? Claro que sí. ¿Qué clase de hacker profesional sería si mi programa al que hackeaste no te hubiera hackeado a ti? Escucha, el jueves tendré un pequeño viaje a Boston. Espero verte, yo te haré llegar la dirección del lugar donde necesito que llegues, y no querrás sacarme de mis casillas, no quieres jugar al escondite conmigo —me amenazó—. Hasta entonces. Oh, y hazme un favor.

— ¿Diga? —Pregunté entre dientes impotente de poder siquiera negarme a lo que la mujer me indicaba por llamada.

—Contesta el teléfono cuando te llame. No me gusta esperar. Haz lo que te toca y yo me encargaré que te vaya bien.

El hombre araña (Peter Parker y tú)Where stories live. Discover now