El pequeño paso: ¿Y cómo ayudamos?

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_____ Stark

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Llegamos por fin a los escombros del edificio. Entramos por la parte trasera una vez que nos aseguramos que no habían policías merodeando el perímetro y el primero en entrar fue Peter. No desactivé mi traje, tan sólo me quité la máscara y miré a mi alrededor.

— ¿Exactamente en qué parte dejaste las cosas que buscamos? —Pregunté tratando de no separarme mucho de él.

—Están por aquí —me respondió levantando algunos escombros que a simple vista parecían lo suficiente pesados como para que yo sin la armadura los levantara—. May los recogió antes de salir del departamento. Están en una bolsa de género, color café.

Sabía que hablar de May hacía que se le quebrara todavía la voz. Procuré ayudar a buscarlo sin mencionar una sola palabra, por fin vi la bolsa que había descrito, estaba a un lado de un charco de sangre seco e inmediatamente supuse que en ese lugar había perdido la vida May.

—Está por aquí. —La tomé y abrí para revisar lo que había dentro.

—Sí, es esa. —Rápidamente se acercó y al igual que yo se cercioró de lo que tenía la bolsa.

Levanté mi mirada para verlo, él tenía la vista clavada en aquella mancha de sangre sobre el suelo. Pareció ausente por algunos segundos y sus ojos nuevamente se tornaron vidriosos.

— ¿Peter? —Traté de llamarlo pero estaba perdido entre sus pensamientos—. ¡Peter!

Y nuevamente volvió a mirarme, pero su mirada era tan triste que sentí mi corazón quebrarse cuando me dirigió su atención.

—Dejé a May aquí —me contó—. Los policías comenzaron a disparar y me fui dejándola aquí, como si se tratara de un perro, yo... yo abandoné su cuerpo aquí.

Lo vi sentarse en un pilar de concreto frente al charco de sangre, por primera vez en lo que llevábamos ahí me quité el traje, me acerqué a donde estaba sentado.

—No fue tu culpa.

— ¡Lo fue! Yo confié en ellos y apenas tuvieron la oportunidad me traicionaron.

—Peter, no fue tu culpa. —Repetí.

—Es que sentí cómo May dejó de respirar, su corazón bombeaba rapido y comenzó a perder el pulso mientras la sostenía —aseguró sollozando una vez más—. Debía protegerla y no pude hacerlo. Si no hubiera pedido ese deseo ella estaría aquí. Ahora a pesar que logremos arreglar esto ella no va a volver y ya no sé qué hacer, _____. Estoy solo ahora.

—Yo estoy aquí.

—Lo lamento.

—Sabes que soy mala en estos momentos, jamás sé qué decir porque preferiría solo sentarme a tu lado y acompañarte sin decir una sola palabra, tan sólo que estés seguro de saber que no estás solo.

Sentí su mano tomar la mía, su pulgar acarició mis nudillos y nuevamente volvió a verme.

—Gracias por estar aquí ayudándome. Yo estaría perdido de no ser por los chicos y por ti.

—Siempre has estado ahí para nosotros, arañita —acaricié una de sus mejillas con mi mano—. Siempre ayudas al resto, era momento que alguien te ayudara a ti.

—Eres la calma después de la tormenta —esta vez Peter bajó un poco su voz—, no importa cuán horrible sea todo, al final siempre parece haber un pequeño atisbo de esperanza contigo.

El hombre araña (Peter Parker y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora