El hombre araña (Peter Parker y tú)

La visita: Mala idea

||•|| _____ Stark ||•||

Aquella sesión con la psicóloga que me había conseguido Kozlov no había sido tan mala idea como supuse. Al menos no me sentí avergonzada al llorar en esa habitación.

Fue reconfortante descargar todo ese peso de las últimas tres semanas que venía cargando desde que regresé de Titán y la pelea contra Thanos a pesar de no decirle todo lo que me había pasado, fue reconfortante que me prestara atención a lo que me pasaba.

La hora terminó muy pronto, quedamos de vernos al día siguiente y tomé mi mochila para salir de la habitación. Peter seguía sentado en la dala de espera jugando un rompecabezas con un niño de no más de nueve años. Al verme, tomó su mochila y se levantó para acercarse.

— ¿No hubo ningún payaso que te asustara adentro? —preguntó en lo que salíamos del lugar.

—No —solté una leve risa, le tomé la mano y caminamos hacia el coche—, no hubo ningún payaso. Y aunque lo hubiera habido, no me habría asustado, Peter.

—Pero si era aterrador seguro que sí, y si tenía un globo rojo, era señal de alarma —contó antes de entrar conmigo al auto.

—No, no había nada de payasos con globos rojos, puedes estar tranquilo —solté otra risa ante sus comentarios.

—De acuerdo, de acuerdo. No fue necesario mis clases de defensa personal, pero si hubiera un payaso con globo rojo...

—Me habrías ayudado, lo sé.

—No, iba a decir que me habría ido corriendo lejos, pero bueno, sólo porque la damisela en peligro me necesitaba me habría quedado.

—Eres un tonto —le dije soltando otra risa.

— ¿Soy un tonto? —Peter bajó a propósito la voz y se acercó hacia mí.

Sonreí ladeando mi cara y cerrando los ojos dispuesta a recibir un beso suyo. Estuvimos a muy escasos centímetros de un beso cuando...

— ¡El geek y S.J. son novios, se besan la boca, se pasan el chicle! —gritaron en los asientos traseros y nos hizo sobresaltar esa jodida voz.

— ¡Wade! —reclamamos al mismo momento.

— ¿Qué ocurre contigo? —le reclamé al verlo desparramado en los asientos traseros.

—Ah, nada nuevo, tú sabes —se encogió de hombros—, sólo que nuestros patrullajes vespertinos empiezan en cinco minutos y el geek no me llamó para confirmar, tuve que venir a buscarlo hasta aquí.

— ¿Y cómo es que...? —preguntó Peter pero no acabó de formular su pregunta cuando Wade le mostró el celular.

—Hay algo llamado GPS, querido geek.

— ¿Me estabas siguiendo?

—Todo el tiempo, ¿qué tal y te lleva otra nave espacial? Esta vez iría preparado —dijo sacando su arma para apuntar a todos lados.

—Wade, estoy casi seguro que eso es ilegal —le reclamó Peter.

—Y estoy casi seguro que también lo es meterse a coches ajenos, pero aquí estoy —respondió—. Ahora vámonos, se hace tarde.

—Pe-pero, Wade...

—El deber llama, dile a tu chikistrikis que ya te usó mucho, ya toca tiempo con tu mejor amigo.

—Maldito traidor infeliz —reclamé a Wade—, ¿Cómo que Peter es tu mejor amigo y no yo?

—Inolvidable, así me dicen todos mis acreedores —comenzó a cantar—, afortunado y me vale madres, ya se hace tarde. Mueve el trasero, araña.