Capítulo 5.

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Decisión.

Madison.

Llamo a Camila y le pido pasar por mí, llega a los cinco minutos y nos vamos directo al café.

Cuando llego, Theo Maxwell ya está dentro, trae puesto un jean con chaqueta negra y camiseta blanca.

Subo la capucha de la sudadera y bajo del carro, camino hasta llegar a él. Los golpes que tenía en el rostro se ven peores.

—¿Sobre qué quieres hablar? —pregunta tomando un sorbo de su taza de café.

—¿Qué fue lo que hicieron mis padres a los tuyos? —soy directa.

—¿Por qué no se lo preguntas a ellos?

—Lo hice, pero no me lo quisieron decir y yo ya estoy harta de vivir en una burbuja, dime. —Le pido tomando asiento frente a él.

—Yo no lo sé todo, solo sé que tu padre y el mío solían ser mejores amigos —inicia—, construyeron muchas plazas, tiendas, hospitales y hoteles juntos, pero mi padre era el accionista mayoritario, así que recibía más ganancias, el tuyo quería independizarse y superar al mío, pero para eso debía hundirlo antes o nunca saldría a flote.

El mesero me trae un café que no pedí, supongo que él me lo pidió antes de llegar.

—Entonces, lo que hizo fue tomar el proyecto de construcción de una casa de campo —continúa—, se desvinculó totalmente del mismo sin que mi padre se enterara, cuando mi papá terminó los planos el tuyo cambió algunos números y también compro los materiales de baja calidad. Entonces, una de las columnas falló, haciendo que el techo se desplome sobre cuatro personas que murieron ahí. Acusaron a mi padre de todo y así tu padre aprovechó para hundirlo y subir él, después se descubrió que los planos fueron cambiados y los materiales no los compro mi padre, así quedó libre y formo su empresa independiente de los Blake.

—Entonces, ¿quién pagó por las muertes?

—Te dije que no sé todo, tu padre se las ingenió para no quedar involucrado con la compra de los materiales y el cambio de planos —termina su taza de café—. supongo que ahí entra la familia de abogados corruptos de tu novio.

Mi cabeza empieza atar cabos, por eso no quería que terminara todo, no existen los dichosos doscientos millones...

—Quiero disculparme contigo por ser tan grosera al inicio, en realidad no me caes mal, pero mi papá me ordenó alejarme de ti a toda costa —me disculpo con algo de vergüenza—. Y gracias por salvarme anoche de ese tipo asqueroso.

—Bien, yo también me disculpo por llamarte cría caprichosa y malcriada.

—Entonces, ¿estamos en paz? —le doy la mano.

—Si. —Me corresponde—. Pero ahora tenemos problemas más grandes, como por ejemplo que yo estoy comprometido con Isabella y ahora dicen que estoy saliendo contigo.

—Pero Isabella no parecía estar celosa, ¿ustedes también están juntos por negocios? —pregunto y frunce el ceño mirándome.

—¿Cómo que "también"?

—Yo pregunté primero.

—Si. —Contesta—. Ella está en una relación secreta con alguien más y yo estoy feliz así, solo.

Con su respuesta me doy cuenta de lo similares que somos, ambos hijos de arquitectos, comprometidos con personas que no amamos y obligados a ser quienes nuestros padres necesitan.

Por mi cabeza cruza una idea que no se si aceptará, si hacemos esto joderemos a nuestros padres, pero también podría poner en peligro a Theo, si Isabella está feliz con alguien más no creo que le afecte y pues yo ya no tengo nada con Ethan...

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