Capítulo 19.

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Un couple.

Madison.

Paris, Francia.

Una Range Rover blanca se estaciona en la entrada al hotel, el chofer baja y me abre la puerta.

El vestido dorado reluce en mi cuerpo resaltando mis caderas y con un escote poco pronunciado, es un dorado hermoso porque no es chillón o llamativo, es más delicado.

Tiene uno que otro detalle en oro y llega a rozar un poco el piso por lo largo que es, lo acompañé con tacones negros no tan llamativos, ya que solo se verán por el pequeño abierto en mi pierna derecha y me hice un moño bajo con los mechones de adelante ondulados y sueltos.

Mi maquillaje es hermoso y natural, Cami me ayudo a cambiarme y estaba como si me fuera a casar, es una exagerada.

El hombre conduce deteniéndose en el río Sena, abre la puerta haciendo que mis ojos se deslumbren al instante.

Theo está de pie al lado de un crucero hermosamente decorado, luce un traje perfecto que parece hecho a la medida con chaleco, saco y toda la cosa.

Extiende su mano para que vaya a él y no dudo un instante. Luce tan perfecto con esa sonrisa que alegra mis días.

—Señora Maxwell. —Dice tomando mi mano.

—Señor Maxwell. —Contesto con una sonrisa.

Me guía dentro del crucero y noto que no hay nadie más que nosotros y la persona que lo maneja.

El río Sena es hermoso, tiene una vista perfecta a la torre Eiffel y muchísimos más lugares turísticos, pero mi mirada se pierde en la persona que me acompaña y no en las atracciones del lugar.

Me guía al centro del crucero donde hay una mesa decorada con varios platillos y dos asientos, acomoda la silla para que me siente y luego se sienta frente a mí. Cenamos casi sin hablar, las miradas lo dicen todo y las sonrisas no tienen falsedad o arrogancia, solo parecemos dos personas enamoradas.

Terminamos de cenar y me guía a la parte no techada del crucero, me abraza cubriéndome del viento fresco mientras por primera vez en mucho tiempo me siento plena y tranquila.

Solo los dos siendo nosotros y haciendo el momento... Nuestro.

Estamos pasando por la Torre Eiffel cuando empieza a sonar «Dandelions de Ruth B» y Theo deja de abrazarme.

Me giro para mirarlo, sus manos están tan heladas como en el hotel.

—¿Qué pasa? —Pregunto asustada, acariciando su mejilla. Él toma mis manos mirándome directo a los ojos.

—¿Qué pasa? —Una sonrisa nerviosa se forma en sus labios—. Pasa que estoy locamente enamorado de ti, pasa que te adoro y estoy loco por ti desde antes de volver a Londres... Desde Manchester ya estaba enamorado de ti —mi corazón se acelera—, pasa que me muero por ti, por cada palabra, acción, gesto o cosa que hagas, adoro todo de ti. Dios, estoy loco por ti desde el momento en que se te ocurrió echarme tierra en los ojos a ver si se hacían marrones.

Me hace reír mientras mis ojos se cristalizan presos de las lágrimas que trato de contener y mi barbilla tiembla.

—Estoy harto de fingir que no es así, por eso te pregunto —toma una pausa—. ¿Quieres ser oficialmente mi novia y tal vez algún día casarnos de verdad? —Pregunta cortándome el paso de aire.

—¡Obvio que sí! —Grito, emocionada envolviendo mis brazos en su cuello en un abrazo mientras él me toma de la cintura—. Dios, yo también estoy loca por ti, adoro cada cosa de ti. Amo tu humor retorcido, la pasión que pones en las cosas, como prestas atención a cada mínimo detalle, tus ojos, tu boca, te adoro a ti por completo.

Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora