Capítulo 41.

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Geschichte.

Madison.

Abro mis ojos somnolientos, los brazos de Theo me envuelven más fuerte de lo que deberían. Puedo jurar que me sostiene como si me fuesen a arrebatar de su lado.

Giro en la cama para quedar frente a él, amo verlo dormir, es un placer extraño pero necesario.

Deslizo mi dedo por su mandíbula hasta sus cejas, luego lo deslizo por su nariz con lentitud. Bajo a sus labios trazando la forma de su comisura.

—Mi amor... —susurro dando un corto beso en su boca—, despierta —me abraza aún más fuerte—. Me vas a cortar el paso de aire.

Afloja un poco, sé que está despierto, solo no quiere abrir los ojos.

—Tengo que hablar contigo, algo serio. —Abre los ojos al instante.

—¿Estás embarazada? —Hay un atisbo de felicidad y emoción en su voz.

¿De dónde diablos saca esa pregunta?

Me aparto al instante como si sus brazos quemaran y me siento en la cama apoyándome en la cabecera. Me persigno y se ríe.

—La sangre de cristo tiene poder —digo y se ríe más fuerte—, estás loco, apenas me voy a graduar de la universidad, por el momento con una versión de mi basta.

—También podría ser una versión de mí... pero eso sería peor —se acomoda recostando su cabeza en mis piernas y aprovecho para acariciarle el cabello.

—Quiero hablar sobre tu familia, ayer cuando fui a la mansión no vi fotos familiares actuales y quiero saber cómo estás, nos centramos en mí por mucho tiempo y es momento de hablar de ti.

Suspira con la mirada perdida en la gran puerta de cristal que da al balcón, sigo acariciando su cabello dando un pequeño masaje en su cabeza.

—Está bien, si no quieres hablar ahora lo entiendo.

—Nena, mi familia es una porquería —sé que le está costando hablar por la forma en que respira—, mi padre enfocado en una venganza, mamá tratando de mantener todo a flote y no derrumbar la familia, Thiago perdido en su mundo para no afrontar la realidad y yo aquí, apartado de ellos porque no soporto estar en esa casa tan agobiante.

Toma una pausa y lo dejo, no quiero forzarlo y que se sienta obligado a contarme. Sigo deslizando mis dedos entre su cabello porque sé que eso lo relaja.

—Tú y yo nos alejamos a los ocho años y ahí fue donde todo se derrumbó. Al llegar a Manchester debí enfrentarme a las personas que se burlaban de mí por culpa del montaje de Michael, decían que mi papá era un asesino y que toda mi familia debería estar muerta... —se medió sienta en la cama y me abraza apoyando su cabeza en mi hombro—. Fue un martirio tener que aguantar golpes aun años después tratando de defendernos a Thiago y a mí, yo en secundaria y él en primaria. ¿Recuerdas al tipo del campo con el que casi peleas? —Me pregunta.

—Sí, recuerdo que mencionaste algo de que debían hacer trampa para ganarte en Manchester...

—Tuve la suerte de caerle mal a esa maldita bestia, era el líder que controlaba a las demás bestias que obedecían ciegamente, siempre fui superior a ellos en todo; deportes, promedio, inteligencia y astucia —sonríe con la mirada perdida—. No lo soportaban y cada vez que ganaba algo me golpeaban, eso hizo que le tomara odio a mi padre, en mi mente era su culpa todo lo que me sucedía y ahí se empezó a joder toda mi familia. Luego fui ahondando más en la música y él lo odiaba, así que me golpeaba cada que me veía tocar algún instrumento en público...

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