Capítulo 33.

26.8K 2K 222
                                    


Coalición.

Madison.

Mi pierna duele, duele como una mierda.

El dolor en mi cabeza y rostro por las veces que me golpeo contra la pared no se comparan con este.

Me quejo presa del dolor mientras me lleva a rastras a una bodega, estamos muy lejos de casa y lo sé porque me golpeo para dormirme mientras estábamos en el carro.

Me mete a la bodega abandonada y vacía, gigante e intimidante. Ahora estoy más lejos y estaré peor, no pude decirle dónde estaban los papeles...

—Presta atención —ordena empuñando mi cabello—, llamaré al bastardo de Theo y le dirás que aleje a los tipos que puso alrededor de mi casa, dile que deje a mis padres en paz porque iré por ellos y si se interpone te mato.

—Eres una rata cobarde —me río en su cara—. Necesitas que yo le pida alejarse... ¿No presumes ser tan poderoso?

—Cállate, zorra.

—Y tu cobarde, nunca me cansaré de decírtelo en la cara, no eres ni la mitad de hombre que es él... aun así tengas el poder del mundo, la corona te pesará y terminarás por perderla con todo y tu cabeza... Por eso nunca tendrás el nivel para estar con un Blake, menos para dirigir nuestro imperio.

—Haz algo útil con esa boca y has lo que te ordené. —Desliza el cañón del arma por mi frente y cálculo pensando en esto como una oportunidad.

Marca el número que contestan al segundo.

—Rata, alguien quiere hablar contigo —dice poniendo el cañón en mi cabeza—. Cuidado con lo que dices... solo basta apretar el gatillo.

—Theo... retira a tu gente de la mansión Fernsby —pido—, Ethan no quiere... —él me interrumpe.

—¿Estás bien? —La preocupación clara en su voz—. Todos te escuchamos, estamos aquí...

—No estoy bien... Eso no importa ahora —mido mis palabras—. Te he pensado todo el tiempo... como jugábamos en la casa del árbol, en la antigua mansión Maxwell... ¿Recuerdas como llevaba papeles ahí y jugábamos imitando a nuestros padres?

Dios, que entienda mis palabras, por favor.

—Claro que lo recuerdo... —guarda silencio unos segundos—. Bien, retirare a la gente de ahí, tu madre está aquí, tu papá vino hace unos momentos...

—¡Ese hijo de perra es cómplice, no confíes en él! —Ethan cuelga la llamada rápido dándome una bofetada que me hace escupir la sangre acompañada de la saliva.

—Perra, estúpida, ¿crees que no entendí? Sé claramente donde tienes los papeles —sonríe maliciosamente—. Ahora si no tienes salvación y acabarás muriendo aquí, desangrada y sola.

Me golpea con el arma haciéndome sangrar más, apoyo mis codos en el piso para verlo.

—Mereces morir...

—No, tú morirás.

Golpea mi abdomen arqueándome en el piso, lo hace una, dos, tres, cuatro veces seguidas enterrándome la bota. La sangre que sale de mi boca aumenta y siento como si me quebró las costillas. Me arde y duele cada centímetro del cuerpo.

—Morirás aquí, y yo terminaré billonario, cogiendo con cada mujer que desee, codiciado y envidiado —me patea otra vez—, mientras tú estás tres metros bajo tierra, ya no serás un estorbo.

Me da la espalda saliendo de la bodega y dejándome encerrada aquí, mi vista se nubla poco a poco, mis quejidos resuenan en la oscura y vacía bodega.

Me arrastro lo más que puedo, pero no llego ni a la mitad, pierdo el conocimiento.

Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora