Capítulo 30.

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Felón.

Theo.

Horas más tarde.

Camino por el pasillo oscuro tocando la puerta de Madison, no contesta el celular.

Raro, nunca lo aparta de su lado.

Toco hasta hartarme, el Bugatti sigue en el estacionamiento, así que no salió de aquí. Harto de tocar, tomo la copia que tengo de la llave, ella misma me la dio en caso de emergencia.

Abro el departamento y también está oscuro, presiono el interruptor y no funciona.

Enciendo la linterna de mi celular encontrando su celular en el piso, también hay una botella de vino rota manchando la alfombra.

Esto no se ve nada bien.

Me asusta el hecho de que esto aparenta algo que no quiero creer.

Cierro saliendo rápido del edificio, me subo al Lamborghini y tomo mi celular marcando el número de Camila.

—Hola, ¿cómo les fue? —Pregunta feliz.

—¿Madison está contigo?

—¿Qué? No, se supone que debería estar contigo —se altera—. Yo estoy con Jacob, así que tampoco está con él.

—Iré a Red Valley, debe estar en la mansión de sus padres.

—Te meterás en problemas, ya vamos para allá. No vayas tú —la escucho llamar a Jacob.

—Me importa una mierda lo que pasará, esto no me da buena espina. Tengo un mal presentimiento. —Cuelgo, saliendo de Kensington a máxima velocidad, los carros los rebaso, al igual que los semáforos y señales de tránsito.

El camino de una hora se reduce a veinte minutos.

Bajo rápido del carro entrando a la mansión sin tocar, Madelaine Blake es quien se asusta con mi presencia.

—¿Qué haces aquí?

—¿Madison está aquí? —Pregunto inspeccionado la casa bajo su mirada.

—No, no viene hace mucho —se asusta poniendo la mano en su pecho—. ¿Qué sucede?

Paso de ella y me voy al segundo nivel de la casa, busco habitación por habitación como si fuese mi casa. Ella busca en el piso de abajo.

—¿Dónde está su marido? —Indago bajando las escaleras a toda velocidad.

—Salió hace unas horas, regresará antes de que anochezca.

Sé que Ethan tiene algo que ver con esto.

Salgo de la mansión sin decir adiós volviendo al auto, al salir me encuentro con el Audi de Camila y el Jeep de Jacob.

—¿Qué ocurre? —Bajan las ventanillas hablando conmigo.

—Ocurre que subo al piso de Madison y está todo oscuro, el interruptor no sirve, hay una botella rota y su celular abandonado en el piso.

Su cara se horroriza.

—Puedo jurar que fue Ethan, no hace más que dar motivos para hundirse en la cárcel.

Acelero y me siguen de vuelta a Kensington. Subimos a mi edificio, aún están las rosas esparcidas en el piso, los chocolates y champaña sobre la mesa.

Entran al departamento detrás de mí, tomo la botella de bourbon abriéndola y tomando de ella como si fuese agua.

—Deja eso, ahora debemos investigar, no alcoholizarnos. —Me ordena Camila.

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