Capítulo 10.

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Nuestro I.

Madison.

Reparo el póster del campeonato de patinaje que subieron a Instagram, me gustaría estar concursando, pero es imposible. Necesitaría practicar por semanas y como plus se realizará en Paris.

No creo que en tres semanas pueda preparar una coreografía de patinaje sobre hielo yo sola y viajar a París, no tengo dinero suficiente para eso en estos momentos.

Me levanto de la cama de Theo Maxwell que duerme boca abajo dándome una vista perfecta, es tan jodidamente sexi con el cabello despeinado y la respiración relajada.

Mis tripas suenan, apenas recuerdo que ni cené anoche.

Me desenvuelvo las sabanas y tomo una de sus playeras, es muchísimo más alto, así que me queda como un vestido. No me coloco ropa interior, solo la playera.

Bajo al primer piso viendo la hora, apenas son las siete de la mañana, hay tiempo para llegar a la universidad.

Pienso si debería cocinar algo, es su departamento y estaría invadiendo su zona. Me quedo dando vueltas en la sala reflexionando si debería o no.

«El hambre es más fuerte que yo»

Voy a la cocina y tomo cosas para preparar unos pancakes con tocino, huevos y chocolate caliente. Empiezo a preparar la mezcla y hago el primero.

«Está horrible»

No sé qué clase de brujería es, pero el primer pancake siempre sale deforme. Igual sabe bien y me lo como así antes de poner el segundo.

Mientras el segundo se hace, voy partiendo los huevos, saco el pancake poniendo otro y vuelvo a batir los huevos. Los brazos de Theo me sorprenden cuando me acorrala por detrás, desliza la mano por mi cintura envolviéndome.

—Creí que te habías ido, otra vez. —Dice inhalando el olor a Jazmín de mi cabello. Es raro, no pensé estar así con él, jamás.

—No me fui, me sonaban las tripas del hambre —giro quedando frente a él—, no cenamos anoche.

Me besa y enredo mis dedos en su cabello, el olor a quemado nos trae devuelta al mundo.

—¡Mierda! —Rezongo al ver el pancake quemado mientras él se ríe.

—¿Te hace mucha gracia? —pregunto sacando el pancake y él asiente sin ocultar su risa. Tomo el pancake quemado y se lo meto en la boca, empieza a ahogarse y lo escupe.

—Me vas a matar —reniega escupiendo para tomar jugo de naranja del refrigerador.

—Ya no te quedarán ganas de reírte —contesto con una sonrisa. Vuelvo a cocinar mientras se queda sentando en el desayunador viendo que hago—. Ayuda y ponte a sofreír el tocino —ordeno y me mira de pies a cabeza como si fuese un alíen.

—Calma, Abeja reina. No soy una de tus porristas —dice levantándose. No es una de mis porristas, pero igual se levanta a hacer lo que le dije.

—No, eres mi prometido. Eso es peor. —Muevo mis dedos mostrándole el anillo.

—Falso prometido. —Recalca.

—Da igual, eres mi prometido —saco otro pancake—. Y soy virgo, lo que radica en que soy controladora, perfeccionista, líder y mandona.

—Bueno, pues yo soy escorpio lo que radica en que soy líder, independiente y autosuficiente —contesta echando el tocino, muy líder, pero hizo lo que mande.

Prefiero ignóralo y dejar que siga en lo suyo. Acabo con los pancakes y paso al chocolate caliente mientras él terminar de hacer los huevos revueltos.

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