Extra: Christmas.

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Esta es una versión alterna que escribí como epílogo y jamás publique, así que hoy se los traigo como regalo de navidad.

Madison.

—¡Qué pancita tan hermosa! —chillo abrazando a mi mejor amiga—. ¿Cómo está la chiquita de tía?

—Rebelde desde la panza igual que su padre —dice señalando a Jacob que va directo con Theo.

—Es tu karma por pedirle a mis terremotos que se movieran en mi panza —me burlo y se echa a reír.

Ella y Jacob contrajeron matrimonio hace un año y hoy mi mejor amiga está embarazada de seis meses. Cami se acuclilla abriendo los brazos para recibir a sus sobrinos.

—¿Cómo están las cositas de tía? —peina el cabello que ahora está lacio de mi hija y acaricia la mejilla de mi pequeño.

—Bien tía, vamos, Pluto está allá atrás —la toman de la mano guiándola al jardín cubierto con capaz finas de nieve decembrina.

Mis suegros y cuñado son los siguientes en llegar, de aquel chico ya no queda nada. Ahora es un hombre alto e imponente. Ellos estuvieron un año fuera del país y regresaron hace apenas dos meses, se fueron los tres a viajar por el mundo.

Los hombres van con Theo al jardín, mi suegra y yo vamos después. Timothée mejoró mucho su relación con la familia y gracias al cielo todo está estable. Mi madre está en el jardín también, juega con sus nietos junto a Camila e Isabella. Mi amiga aún está de novia con Evans, pero no se animan a dar el siguiente paso. Solo faltan Maximilian, Sabina y la hermosura que es Matteo.

—Nena —mi esposo me llama, viene sonriendo con una lata de cerveza en la mano—, te amo.

—¿Estás ebrio?

—¿Cuándo necesité estar ebrio para decirte te amo?

—Es que me lo dijiste de repente —me abraza pasando su brazo por mi hombro cubierto con pequeños copos de nieve—. También te amo.

—Es que estoy feliz, por eso te lo dije —da cortos besos por toda mi cara—. Te tengo a ti, dos hijos que son perfectos, buena relación con mis padres y me dedico a lo que amo. ¿Qué más puedo pedir?

—¿Otro Lamborghini?

—Tal vez.

Echo a reír y él también. Una de las chicas de servicio abre la puerta dando paso a los que faltaban. Matteo corre a mi lado, cuando lo conocí era un bebé hermoso, ahora es un niño aún más hermoso.

Lo tomo en brazos alzándolo.

—Qué grande estás, pronto me cargarás tú a mí. —Le saco la risa

—Tía, eres muy grande para mi fuerza.

—Lo sé, pero tú serás grandote así como tu padre, luego cuando esté viejita me llevarás cargada a todas partes —Sabi se acerca junto a Maximilian, le entregan a la chica de servicio una bandeja y pasan a mí.

Mi amiga luce como el día que la conocí, los años no pasan por ella y por Maximilian tampoco. Lo único que cambio es que ahora tiene unos tatuajes más.

Theo y yo también tenemos más tatuajes, ambos tenemos las iniciales de nuestros hijos en las muñecas. Yo tengo unos patines en el tobillo y una corona que cubre la marca del disparo en mi pierna. Obviamente que no falte el nombre de mi esposo en la nuca.

Él tiene unas notas musicales tatuadas detrás de la oreja, en su antebrazo derecho justo debajo de mi nombre tiene tatuada la cara de Aitara y en el izquierdo la cara de Zaid. Le dije que crecerían y les cambiaría, pero dijo que no le importaba y se las tatuó hace dos años.

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