Capítulo 24.

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Manipulación.

Madison.

Mi departamento se siente vacío, aún no estoy acostumbrada a vivir sola.

Cami tuvo que ir a su casa, no fue ayer y ya debía ver a sus padres. En estos momentos es donde menos me gusta estar sola, cuando uno está triste le pasan muchas cosas por la cabeza.

No cosas buenas.

Me quedo en la cama con el gran ventanal que da al balcón abierto, ya es de noche y las estrellas se ven en el cielo, hoy es una noche bastante despejada. Salgo al balcón acostándome en una de las tumbonas y solo me quedo ahí. Dejando que la brisa fresca acaricie mi rostro mientras admiro el cielo, un pequeño minuto de paz que mi cuerpo y mente exigían a gritos.

Cierro mis ojos dejándome llevar por el silencio, es uno de los beneficios de vivir en un séptimo piso.

Despierto somnolienta, me quede dormida.

Lo necesitaba luego de solo dormir una hora, miro la hora en mi celular, son las once de la noche. Mi pequeño momento de paz es interrumpido por el timbre.

Raro, Cami está en casa de sus padres, Jacob no viene sin avisar, e Isa tampoco. Me levanto de la tumbona reparando lo que traigo puesto, solo llevo un pequeño pantalón de pijama y la sudadera.

Bajo las escaleras y el ruido del timbre me ensordece, qué insistencia.

Al abrir la puerta me quedo estática, lo que faltaba. Ethan Fernsby, alias mi peor pesadilla, está de pie en mi puerta con un sobre en sus manos.

Pasa por mi lado chocando mi hombro y entra a mi departamento como si fuese suyo.

—¿Qué mierdas te pasa? —inquiero.

—Escucha, tienes veinticuatro horas para hacer público que volvimos —oigan a este, ¿quién le dijo que vamos a volver? —. Lo anunciarás en televisión nacional británica, tal y como anunciaste nuestro rompimiento. Nos casaremos con bienes mancomunados y en caso de divorcio el cincuenta por ciento de Blake Industries es de los Fernsby, firmarás un documento donde declares que en caso de infidelidad debes pagarme un monto de trescientos millones.

¿Qué?

Me hace reír.

—¿Es el día de los inocentes y no me entere?

—Aquí están los papeles que inculpan totalmente a los Blake por el asesinato de esas cuatro personas, no solo eso, sino que los Maxwell figuran como cómplices —me borra la sonrisa de la cara, la sangre abandona mi cuerpo—. Y mis padres están totalmente desvinculados de todo, gracias por el consejo, cariño.

—¿Qué te hace pensar que aceptaré?

—Que, si en veinticuatro horas no anuncias que volvimos, aparecerán en televisión nacional y los enviaré a un juzgado. Créeme que las familias de las víctimas estarán contentas de reabrir el caso.

Siento un vacío en el pecho, la cabeza me duele y el corazón me late acelerado. Esto era justo lo que me faltaba, debería lanzarme del balcón y solucionar todo.

—Si acepto no firmaré ningún papel por infidelidad y bienes mancomunados —un nudo se forma en mi garganta, estar con este tipo es lo mismo que estar en una jaula de oro—. Si no, libera los papeles, has todo lo que quieras, yo tenía como ocho años así que no me afectaría.

Finjo desinterés, es una táctica para negociar que te enseñan en mi carrera.

—A ti no, pero a tu madre y a tu querido novio si —me amenaza—, imagina su cara al ver a su madre y padre ir a la cárcel y que lo salpique a él y su estúpido hermano, porque no sé si sabias, pero los dejarían en la calle clausurando todos sus bienes.

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