Capítulo 38.

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Beach and love.

Madison.

—Thiago Maxwell —le reprocha Theo a mi cuñado—, te dije que no vas a tomar —le arrebata la botella de cerveza.

Yo se la quito a él y se la devuelvo a Thiago.

—Ya va a cumplir diecisiete, déjalo. —Mi cuñado sonríe victorioso burlándose de su hermano.

—Madison, es un escuincle.

—Disculpe, testigo de los dinosaurios y homo sapiens. —Se burla Thiago haciéndonos reír a todos.

Estamos en el segundo nivel, este es más como una terraza ambientada. Está hermoso, luces cuelgan de lado a lado dando un efecto de ser como estrellas, hay sillones de cuero formando una C. Aquí es donde estamos todos sentados, apenas empezó la fiesta y por el momento va todo calmado.

La mala mirada de mi novio hace que Thiago deje de reír.

—Siempre te dejas convencer de este baboso. —Niega suavemente con la cabeza.

—Calma —me siento en su regazo. No es raro para nadie, todos están con sus parejas—. Déjalo, le prometí llevarlo a una discoteca y mejor que se emborrache con nosotros, a qué lo haga con extraños que se pueden aprovechar.

No pierde tiempo en aprovechar el abierto de mi vestido en el lado derecho, mete mano agarrando mis muslos, erizándome los vellos de la nuca.

—Bien, pero tú vas a lidiar con él.

—Gracias. —Le doy un beso corto y me levanto—. Vamos, Thiago.

Bajamos al primer nivel y vamos directo a la barra.

—Dame tres botellas de Dalmore Selene —pido. Le pago con la tarjeta Black, la Dubái first royal solo la uso para ir de shopping—. Te emborracharás, pero con calidad.

Cada botella de ese whisky cuesta 13,500 libras esterlinas. Miro a mi cuñado que está perplejo con las mujeres mayores de mi universidad.

—Hey —chasqueo mis dedos en su cara—. Ya te conseguí permiso de tomar, te metes con una de estas mujeres y tu hermano nos mata a los dos.

—No tiene por qué saber... —se gira a verme riéndose, toma una de las botellas de Whisky que nos pasan— ...los Maxwell somos malos bebedores, te advierto.

Si, lo comprobé cuando tu hermano llegó borracho como cosaco a mi departamento y se durmió todo el día en mi sofá. Lo pienso, pero no lo digo.

Abro una de las botellas, me empino con el trago de hace arder mi garganta, tomo la otra en mano.

—Vamos por los demás. —Subimos al segundo nivel. Mi cumpleaños se arruina al ver a la mujer que me imagino llego cuando estábamos comprando el Whisky.

Sarah Harrison.

La ignoro pasando de largo frente a ella, está sentada al lado de Jack y su novia. Pongo las botellas sobre la mesa, y apenas las termino de poner cuando siento las manos de Theo jalarme. Me toma sentándome en su regazo y no pierde tiempo, me toma del cuello besándome.

—Sabes a Whisky —dice pegado a mis labios—, me gusta.

Mil ideas sucias cruzan mi mente, Dios mío, mis hormonas están fuera de control.

Los ojos de Sarah nos están comiendo, pero me vale tres kilos de mierda.

—Oigan esto aquí está muy aburrido. Bajemos, allá abajo hay un buen ambiente —insiste Thiago. Entendible ya que él y Sarah son los únicos solteros.

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