1 - Permanente oscuridad

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Jimin terminó de beber su café y como siempre, se puso los lentes de sol. Él, aunque era todo felicidad, risas y alegría por fuera, vivía en una permanente oscuridad, absolutamente literal.

Sabía que su mejor amigo estaba al lado, podía oler su perfume y escucharlo teclear con prisa en su celular, estaba seguro que se mandaba mensajes con su novio, Jimin no entendía porqué no solo se mudaban juntos y ya.

—Yuyu —Llamó, sin mover la cabeza—. ¿Terminaste?

—Sí —respondió enseguida—. ¿Y tú?

—No lo sé —su tono era burlón—, dime tú si quedó algo en mi plato.

—Una galleta, sí —Jimin extendió la mano hacia adelante para corroborar y enseguida sintió la mano de Yunho como una ráfaga, el roce fue apenas un instante, pero el rubio ya sabía lo que su amigo hizo—. Pero me la comeré yo, porque me hablaste feo.

Jimin negó con la cabeza, pero mantuvo la sonrisa, iba a vengarse en el almuerzo, se comería sus papas fritas o la mitad de su sándwich, no lo sabía aún, pero lo haría.

Yunho y Jimin se hicieron mejores amigos en tercer grado, al principio no se llevaron tan bien, ambos eran niños muy populares, sin embargo, Yunho hizo por Jimin, lo que nadie nunca había hecho hasta ese momento; le habló con la verdad y con toda la rudeza que un niño de ocho años podía.

Era popular, sí. Pero también se burlaban a sus espaldas, hacían gestos, se mandaban notas, y hablaban de él cuando no estaba, diciendo cosas ofensivas como que era una carga para sus padres, o que incluso sus hermanos no lo toleraban. Yunho se convirtió en su defensor, devolviendo los insultos si era necesario o rompiendo las notas con rabia y enfrentándonos, hasta que un día las cosas explotaron y pues... Jimin entendió que el único que estaba realmente de su lado, era el chico al que le ayudaba en clases de música porque no era capaz de atinarle a una sola nota con la flauta.

—Vamos, Mingi ya llegó —anunció su amigo levantándose de la silla, hablaba evidentemente con la boca llena—. Creo que hoy llegaremos más temprano que de costumbre.

Song Mingi era el novio de Yunho, llevaban ya tres años y unos meses juntos y ambos lo festejaban con ganas todos los días, estaban muy enamorados y aunque Jimin no podía ver sus demostraciones de amor, y en parte estaba agradecido por eso, podía sentirlo en el ambiente, en cómo todo alrededor de Yunho parecía flotar cuando Mingi estaba cerca.

Makki también se puso de pie enseguida, con su hocico tocó la mano de Jimin buscando ser acariciada, como si supiera que tenían que despedirse, porque así era.

—Hobi vendrá por ti, preciosa —dijo Jimin acariciándole.

—Sí, ya lo hablamos, llegará enseguida, ya sabe donde dejaré la llave —respondió Yunho mirando cómo su amigo se despedía de su fiel compañera—. Siempre que se separa de ti se pone ansiosa, como si su vida no tuviera sentido.

Jimin asintió, la entendía, él se sentía igual.

—¡Hola Jimin! —Saludó Mingi cuando los amigos salieron de la casa por fin, colocó una mano sobre el hombro del chico, este sonrió de inmediato—. ¿Cómo estás?

—Tu novio me quitó mi galleta —reprochó girando la cabeza en dirección a donde creía que estaba Yunho, podía saberlo por su aroma—. Así que me debes algo delicioso.

—¡Solo fue una! —Se quejó el más alto.

Mingi era muy bueno con Jimin, lo había sido desde siempre, no solo porque era el mejor amigo del chico que amaba, o porque era una persona con limitaciones visuales, sino porque le agradaba.

Look at me || KOOKMINWhere stories live. Discover now