34 - Un día a la vez

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Jungkook llevaba dos horas y media mirando el registro de la aplicación de rastreo que tenía en su celular. Al igual que con Kai, jamás pensó en que tendría que revisarla, porque él confiaba en sus hermanos, sus hermanos confiaban en él, es decir, la aplicación era solo para casos excepcionales, de peligro, casos en los que necesitara saber dónde estaban sus hermanos menores por seguridad...

Llevaba tanto tiempo mirando su pantalla que los ojos le ardían; Beomgyu iba al departamento de Jimin cinco veces a la semana, en un promedio de cuatro a cinco horas y con el mínimo esfuerzo, Jungkook pudo recordar la cantidad de veces había llegado solo minutos antes de que Beomgyu se marchara.

No quería llorar, pero las lágrimas salían solas, el pecho le apretaba y el estómago se le revolvía al pensar en las veces que Jimin le mintió en la cara, sonriéndole, diciendo que había sido un día duro con sus estudiantes. Con su hermano. Con su propio hermano.

—¿Por qué? —Sollozó contra su almohada, bloqueando el celular por primera vez—. ¿Por qué me mienten?

El modelo no quiso contestar a las llamadas de sus amigos, ni a los mensajes en el grupo, Taehyung dijo que quería ir a verlo, pero al final, Seokjin le dijo que no lo hiciera, que esperara hasta mañana, que Jungkook necesitaba procesarlo solo. Tal vez el resto del mundo no lo comprendía, porque no todos comprendían a Jungkook, pero Seokjin conocía la historia, podía leer entre líneas; traición, eso era lo que Jungkook sentía en ese momento.

Jungkook se sentía traicionado por sus hermanos, por sus guardaespaldas y representante que consideraba amigos, por Jimin, que lo consideraba... el amor de su vida.

A la mañana siguiente, Jungkook se dio un baño y salió de su habitación viéndose verdaderamente deshecho. Lloró toda la noche como un niñito desconsolado mientras abrazaba su almohada y de vez en cuando la mordía para que los sollozos fueran reprimidos. Tenía las ojeras marcadas, estaba cansado y físicamente se sentía adolorido. Él casi nunca se maquillaba por su cuenta, pero ese día se aplicó corrector en las zonas más necesarias y se echó unas gotas en los ojos para aminorar la irritación.

Taehyun y Kai estaban en la cocina, desayunando por su cuenta.

—Los llevaré a la escuela —dijo sacando de la repisa una taza y sirviéndose el café que seguro Taehyun había hecho—. Luego los recogeré, pero seguro me demoraré un rato, así que...

En ese momento la puerta del departamento se abrió y tanto Mark, como Félix, Hyunjin, Chan y Changbin entraron como lo hacían cada mañana. El primero de todos, vestido con sus clásicos jeans y camisa remangada hasta los codos, mientras que los guardaespaldas con jeans y remeras negras con cuello redondo y gorros a juego.

—¿Perdón? —Dijo mirándolos llegar a la cocina, dejó la taza a un lado—. Debo estar loco, porque recuerdo haberlos despedido ayer.

—¿Terminaron? —Preguntó Félix mirando a los memores, estos asintieron, poniéndose de pie—. Vamos.

—¡Oye, oye, oye! —Llamó Jungkook, haciendo que Félix lo mirara—. ¿Qué mierda les pasa?

—Jungkook, escucha, puedes despedirnos, ¿de acuerdo? Pero no nos iremos hasta que nos reemplaces, cuidaremos de Kai y Taehyun como lo hemos hecho desde el día uno —dijo Félix agarrando la mochila de Kai, no porque el menor lo necesitara, sino porque era algo que normalmente hacía—. ¿Tienes algún problema con que los lleve a la escuela?

Jungkook apretó los labios y tensó la mandíbula mirando a sus hermanos, ellos estaban parados un poco detrás de Félix, como si supieran que, ante cualquier respuesta de Jungkook, el guardaespaldas los protegería.

Look at me || KOOKMINWhere stories live. Discover now