38 - No es un favor, es una orden

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Jungkook subió al auto, estaba saliendo del gimnasio, acompañado por Chan y Changbin como siempre. Casi nunca iba los sábados, pero últimamente, hacer ejercicio se había vuelto la única forma de deshacerse del estrés y la ansiedad. Antes, ejercitar lo ayudaba a dormir, ahora, no había nada en el mundo que lo ayudara a dormir. Pero claro, un corazón roto no era motivo para que él se tirara en la cama dos semanas a comer helado y llorar, ¿cierto? Si vivía de la apariencia de su físico, no podía hacerlo, por más que eso fuera lo único que quería hacer.

—Quiero ir por un café —le dijo a Chan, mientras se colocaba los lentes de sol—. Frio, con leche entera y un chorro de vainilla —especificó, el guardaespaldas asintió y se puso en marcha.

Ellos sabían que los días con Jungkook iban a ser difíciles, él seguía molesto, dolido y les hablaba con cierta indiferencia que hace años había quedado en el olvido entre ellos. Era muy difícil que el modelo confiara en las personas, así que no fue sino hasta que cumplieron más o menos el año y medio trabajando con él, que Jungkook empezó a romper esa barrera de formalidad.

Llegaron al departamento luego de comprar el café, apenas lo escuchó entrar, Kai se marchó a su habitación y aunque Taehyun lo llamó varias veces, no obedeció.

—Hola —saludó Taehyun sonriéndole—. Saliste muy temprano.

—Fui al club —respondió estirando el brazo para que su hermano tomara un poco del café, sabía que se lo iba a pedir y así fue, Taehyun aceptó y le dio varios tragos—. ¿Ya desayunaron?

—Sí, le hice waffles a Kai, te guardé uno —contó—, es de chocolate y Kun compró helado de vainilla, ¿quieres?

—Lo comeré en la tarde —respondió, aceptando de nuevo el vaso de café que Taehyun le estaba pasando, se acercó a él, despeinó su cabello y sonrió—. Gracias, Tae.

Jungkook le preguntó a su hermano cómo iba en la escuela, si había algo nuevo, si necesitaba ayuda con algo o si habría alguna actividad de la que tuviera que estar enterado.

—¿Has hablado con Jimin? —Murmuró Taehyun aprovechando un momento de silencio, Jungkook negó—. Kai y yo... lo extrañamos.

—No hablarán con él —fue su respuesta.

Taehyun no respondió de inmediato, no es que pensara que Jungkook cambiaría de opinión de la noche a la mañana, pero con quince días encima... pensó que tal vez su enfado, su molestia, su... dolor, empezaría a mermar, dándole espacio a la razón.

Pero Jungkook tenía heridas, muchas. Y por mucho que quisiera explicarles a sus hermanos porqué todo esto le dolía de sobremanera, no podía hacerlo, porque Jungkook jamás hablaría mal de sus padres con ellos.

Jungkook no era ningún ignorante en el tema; hace tiempo había entendido el por qué ciertos temas o actitudes parecían dolerle más que al resto y tenía todo que ver con el hecho de que, el resto, no había vivido siquiera un poco de lo que él sí. Por mucho que Jungkook se abriera con sus mejores amigos, ninguno podía dimensionar en una escala real, cuánto dolor había allí. Y Jungkook no buscaba eso, ni siquiera exigía que lo entendieran, que pensaran un poco en él y en su proceso de afrontamiento, él solo pedía que no se lo estuvieran recordando a cada segundo.

—Hyung... —Jungkook cerró los ojos y de inmediato, Taehyun supo que tenía que dejar el tema—. ¿Puedo pedir pizza para almorzar hoy?

Jungkook lo miró.

—¿Quieres almorzar pizza? —Taehyun asintió—. De acuerdo...

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—Estoy... ofendido —dijo Yoongi cruzándose de brazos—. No, lo que le sigue a ofendido, estoy...

Look at me || KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora