PRÓLOGO

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LOS 14 AÑOS, tierna edad, un comienzo a lo que sería la adolescencia. Había cumplido años hacía unos meses sin embargo los festejos por mi parte aún no habían cesado.

Princesa de la casa, hija de padres separados, con solo un hermano mayor con el que apenas debía de compartir tiempo, las libertades que tenía no las debería de haber tenido nunca.

El reloj colorido de la habitación en la que me encontraba marcó las 5 de la tarde en el momento exacto en el que comenzó una de las canciones del momento, yo no era muy fan de Katy Perry pero no había podido quitarme de la cabeza la melodía aquella. Me estaba alisando el pelo en casa de una de mis mejores amigas, era verano, pleno julio pero el calor no era insoportable, me lo podía permitir.

Tía...— alargó Andrea a mi lado con claro acento fingido de lo que creía yo, era una choni.— ¿Me vas a prestar atención ya? Llevo hablándote media hora pero no haces más que mirarte al espejo.

Miré por encima de mi hombro a la española sobre su cama, acostada boca abajo hojeaba una revista de chismes que de portada traía bien en grande a un chico de, o al menos eso creía yo, Tokio Hotel.

— Que no conteste no significa que no escuche.— Le recordé, mientras pasaba una vez mas la plancha por uno de mis rizos sin forma, intentando aplanarlo sin mucha eficacia.— Esta plancha que compraste en Claire's es una mierda grande como una casa.— Y sin más, la desenchufé y la coloqué en su fundita colgante justo al lado del espejo donde me estaba viendo.

La puerta de la habitación rechinó mientras era abierta de manera brusca, pegué un respingo y a mi lado la rubia cerró su revista con culpa. Álvaro, hermano de Andrea, nos miró con los ojos entrecerrados, su mirada rebotaba de su hermana a mí y viceversa.

Ambas le sonreímos inocentemente esperando a que se retirase para poder seguir haciendo lo que sea que hacíamos. Él se tomó su tiempo para hablar, como si estuviera replanteándose lo que estaba por decir.— Vístanse las dos, arréglense, píntense, lo que sea, voy a salir con unos amigos y no puedo dejarlas solas.— Justo cuando se estaba por ir fijó su mirada en mí, mas específicamente en el mechón a medio alaciar en el perímetro de mi cara.— ¿Qué te ocurrió en el cabello?— No respondí y escondí el mechón detrás de mi oreja, sin bajar mi sonrisa.

Nos miramos como si compartiéramos pensamiento, Álvaro no dijo más, se retiró dejándonos vía libre para festejar y chillar. Luego de días de estar encerrada saldríamos de la casa, con él y sus amigos, sí, pero algo es algo.

Sin pensarlo mucho ambas pusimos la música a tope y nos comenzamos a arreglar con lo que podíamos. Me mojé el mechón semi liso con esperanzas de que recobre su forma, me puse un poquito de mascara de pestañas y le pedí prestado a la rubia su brillito de labios rosa. Ambas le miramos las ropas y concordamos en que estaba bien vestida, con sus clásicos jeans tiro bajo, converse tipo botita y una camiseta negra que decía "00's girl". 

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now