FIVE

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EL RUIDO DE LA MÚSICA ME LASTIMÓ LOS OÍDOS CUANDO PASÉ FRENTE AL PARLANTE, me abracé a la espalda de Rosario mientras caminaba arrastrando los pies, no recordaba bien a qué había venido, solo sabía que no me encontraba con todos mis sentidos despiertos.

Semanas enteras habían pasado desde la última vez que me había visto encerrada en mi cuarto, ahora con mi nueva libertad y confianza plena podía ir a dónde yo quisiese.
Exactamente eso es lo que había hecho, ir a dónde se me cantase el orto, después de un intercambio de números y muchas promesas vacías había conseguido que los padres de Andrea la dejasen ir a una "fiesta de pijamas" afuera del vecindario, ellos habían aceptado con la condición de buscarnos en la madrugada, no tenía mucho sentido pero no nos quejamos

Volteé a todos lados intentando encontrar a Andrea entre la multitud de adolescentes borrachos que me rodeaban, con 14 años yo ya había probado el alcohol varias veces, ella no, me preocupaba un poco que se pasara de copas sin querer, yo ya estaba medio dada vuelta.
Sobre todo me preocupaba no poder espabilarla para cuando nos buscaran, le habíamos mentido a su padre con que esto no sería más que una pijamada solo para que la dejaran venir, si se enteraba de que ella estaba tomando no solo la iban a matar a ella, yo iba a volver a ser encerrada.

Me abrí paso entre las personas intentando buscarla, un brazo me rodeó los hombros, Mateo, un chico de un curso mayor a nosotras, no había tenido mucho contacto con él pero sabía de buena mano que le había dicho a toda la escuela que me iba a conseguir besar esa noche. Le corrí la mano casi que con asco mientras intentaba ponerme de puntitas a ver si encontraba a mi rubia.

— ¿Viste a Andrea?, ya nos tenemos que ir.— Le pregunté gritando, quizá el estúpido este me iba a servir de algo.

— ¿Ya te vas? ¿No te quedarías un rato más?— Negué con la cabeza, no tenía por qué darle explicaciones, lo hice a un lado y entré a la casa, él pareció seguirme.— Te estoy hablando, bonita.

— Y yo estoy buscando a Andrea, o me ayudas o te vas.— Le respondí, miré la hora en mi celular, 06:17, su padre vendría a buscarnos a las 7, dónde mierda se había metido.

Subí las escaleras apurada y me la encontré de frente, se besaba con Dios sabe quién de manera muy asquerosa y sobre todo despreocupada, me acerqué a ella y golpeé dos veces la pared para alertarla de que había gente observandola, ella se apartó rápidamente.

— Andrea, nos vamos.— Le hablé, seria, probablemente con el ceño fruncido, no me gustaba no tener el control, sobre todo en estas situaciones dónde todo podía salir mal.

La rubia se tambaleó hasta mis brazos pero el chico con el que estaba la agarró por el hombro.— Estaba conmigo.— La voz le salió seca, lo miré fijamente, ese tipo debía tener casi la edad de Álvaro, le saqué la mano del hombro de mi mejor amiga, por poco y no podía ponerse en pie.

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now