FIFTY-FOUR

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NEVER BE SO KIND YOU FORGOT TO BE CLEVER, NEVER BE SO CLEVER YOU FORGOT TO BE KIND.

A decir verdad los aviones siempre me ponían un poco nerviosa, no importaba cuantas veces tomara un vuelo. No sabía si era la presión del aire, aquél episodio de Grey's Anatomy, el ligero ruido blanco de los motores o el crudo hecho de estar a tanta altura sobre el suelo, me ponía los pelos de punta.

Me encontré perdida cuando tuve que ordenar mis maletas, como si fuese la primera vez que lo hacía, no me gustaba el hacerlo, me repetía a si misma que mientras menos lo pensara más rápido lo haría pero no podía evitar suspirar cada vez que doblaba una prenda.
Quedaban pocas horas para viajar a Argentina, dónde se llevaría a cabo el concierto de Taylor Swift, lo daría todo por deshacer el nudo permanente en el estómago que me impedía probar bocado, parecía que el viaje me estaba consumiendo, estaba emocionada, sí, pero la ansiedad me podía, me corroía los huesos.
La notificación que llegó a mi teléfono me distrajo al pensar en por qué tenía el sonido activado, lo tomé en mis manos y lo desbloqueé cansada.


Mihail 💓

Y? Está todo bien?
03:23 ✓✓

Sabía que me preguntaba acerca de los preparativos del viaje, esas últimas semanas prácticamente no nos habíamos despegado, se lo agradecía. Si bien el tenía sus propios problemas y responsabilidades con sus publicidades, no perdía oportunidad de visitarme y quedarse en mi casa.

Para el lado del orto la verdad,
que te voy a decir.
03:25 ✓✓

Una vez más miré mis maletas, cansada, no tenía nada de ganas de armarlas, tenía todas las prendas en pilas, mi ropa interior en bolsitas de tela, los conjuntos en estas bolsas para trajes de vestir ya planchados y perfumados, mi gran neceser de maquillajes listo, lo único que tenía que hacer era guardar las cosas y eso era lo que más paja le daba.

Quieres que valla?
03:28 ✓✓

Vaya*
03:28 ✓✓

Soy bueno armando maletas,
puedo servir.
03:29 ✓✓

Sabía perfectamente que eso era una excusa para verme.

Si porfis.
03:31 ✓✓

Ahora?
03:31 ✓✓

Me heché un mirada por encima, iba de ropa de entrecasa, un pantalón de pijama a cuadritos rosado y una remera blanca, estaba sin una gota de nada en la cara, parecía muerta.

Esperame media hora que
tengo que terminar unas cosas
y voy.
03:34 ✓✓

Dale
03:35 ✓✓

Aproveché para ponerme a barrer un poco la casa que a este punto era un asco, había hasta pochoclos tirados por el piso de noches anteriores en las que las chicas llegaban de imprevisto exigiendo ver una película mientras comían sanguchitos de miga. Sería una total mentira si dijera que me molestaba, se había acostumbrado a sus presencias a tal punto en el que parecía que las conocía de toda la vida, todos sus encuentros se sentían intimos, hasta estaban comenzando a crear costumbres, como los videos de grwm en los grupos de whatsapp o tener sus viernes de pizzas.
No quería aceptarlo ya que apenas se estaban conociendo pero se sentía ilusionada con los acercamientos que tenía con ellas.

Me acerqué hasta la mesita de café delliving, tomando una bolsa que había dejado sobre esta, abriéndola y abriendo la caja que había dentro, en esta se encontraba una pulsera de cadenas de oro, era simple pero linda, delicada, discreta. Me había llegado hacía unas horas sin remitente.

El timbre me tomó sorpresa, miré el reloj en la pantalla del teléfono, dándome cuenta que había pasado más de veinte minutos fantaseado con ideas.

Me acerqué y abrí la puerta, encontrándome con un Mihail con ojos cansados.

Iba vestido de pantalón de buzo y buzo gris, traía una especie de saco largo negro que le quedaba corto de pierna, si eso ya sabía que comprarle para su cumpleaños. El hombre frente a ella sacó su mano de la espalda, ofreciéndole un ramo de tulipanes y lavanda que rápidamente aromatizó toda la casa, amaba el olor a lavanda.
Rápidamente lo tomé y me hice a un lado para que pasara y poder saludarlo con un beso en el cachete, me pregunté que cómo se sentiría ser rodeada por sus brazos largos, apoyarme en su pecho y poder cerrar los ojos.

- Hola amor.— lo saludé con una sonrisa gigante, el me acarició un poco el brazo antes de adentrarse más en la casa para dejar su abrigo.- Gracias por las flores, son muy lindas.

- ¿Me echaste de menos?— Preguntó, tenía la voz ronca, cansada, su energía se sentía blanda, por un momento se sintió culpable de estarse aprovechando de su amabilidad al aceptar que le hiciera las maletas, el también tenía su vida.

- Siempre.— Elevé un poco la voz para que la escuchara, ya que me había encaminado a la cocina para poner el ramo en agua así no se marchitaba.
Sin realmente preguntar, él se puso manos a la obra acomodando la ropa como si fuese un tetris, simplemente lo miré en silencio, permitiéndome analizarlo ahora que él no me podía ver.

Se veía preocupado, tenía los hombros tensos, los labios un poco fruncidos como cada vez que la veía caerse y hacerse mierda, estaba perdido en sus pensamientos, algo en él me hacía querer acercarme y abrazarlo y fue en ese momento en el que me di cuenta quehacía mucho que no le daba un abrazo, él siempre era el que tomaba la iniciativa a la hora de acercarseme, abrazándome por los hombros, despeinándome para hacerme enojar, acomodándome un poco el flequillo cuando lo tenía en la cara, cosas chiquitas, 

Esperé a que terminara de acomodar la última bolsita sobre la cama para acercarme a él despacio, él me observó curioso cuando aceleré el paso y le rodeé el torso con las manos, al principio no reaccionó, preocupándome un poco, sin embargo despues sentí su mano rodearme, mientras con la otra me acarició la cabeza.

- ¿Y eso?.— Preguntó algo preocupado al no verme la cara, subí la cabeza sin despegarme de él, sentí el cuello tenso de tanto estirarlo, de ahí venían los dolores, él era demasiado alto como para tener que mirar hacia arriba siempre.

- Siento que necesitas un abrazo, te siento decaído, blandito.— Expliqué, moviendo las manos para intentar reflejar su energía.
Él asintió con la cabeza, suspirando un poco cuando tuvo que soltarme ya que me alejé para mirarlo mejor.- ¿Querés que pidamos una pizza y lo hablamos?— Él volvió a asentir mientras me alejé a buscar mi teléfono, teniendo que soltar el brazo de Mihail, quien todavía estaba sosteniéndome.



REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now