REFLECTIONS | Misho Amoli

FORTY-TWO

ADVERTENCIA:

Este capitulo contiene escenas de índole sexual, recomiendo seriamente que si te sentís incómodo/a o simplemente no tenés ganas de leer esta clase de cosas, saltes el capítulo.

SE DIERON LAS ONCE DE LA NOCHE CUANDO MIHAIL TOCÓ LA PUERTA DE LA CASA, siendo bienvenido por mi, su novia, en pijama.

Lo miré feliz, el se veía muy cansado, volvía del gimnasio, donde había pasado gran parte de la tarde entrenando como siempre desde que había aceptado pelear, hacía casi cinco días lo había empezado a extrañar de más.
Se quitó la sudadera que traía puesta, dejando ver sus brazos desnudos, y se agachó para besarme los labios, no pude evitar alargarlo lo más posible, necesitaba su atención un rato.

Una vez nos separamos el se sirvió un plato lleno de milanesas con puré de papa hechos por mi, me senté a su lado.- ¿Y?, ¿Que tal el entrenamiento? — Pregunté a su lado, el se había sentado de costado por lo que me fue fácil acercarme a su espalda, apoyando el pecho en esta mientras le masajeaba los hombros, él me miró de reojo pero no dijo nada acerca de esta repentina cercanía, para ser sincera no parecía molestarle en absoluto.

- Tirando, la verdad es que estoy un poco jodido de la espalda, me duele un poco abajo cuando intento moverme de más.— No podía dejar de mirarle la boca mientras hablaba, se veía tan cansado, no sabía que me estaba pasando pero sentía la necesidad de tocarlo. Bajé mis manos a lo largo de su torso, pegando mis pechos en su espalda y dejando ligeros besos por su mandíbula y cuello.

- Es que estás forzando mucho ya, no te das un respiro.— Hablé, metiendo mis manos en la musculosa que traía puesta bajo su atenta mirada.

- Valentina, ¿Que hacés?— Preguntó, llevando el cuello para atrás, dejándome más lugar para que bajara los besos.

- Te hago mimitos.— Dije con obviedad mientras mis dedos juguetearon con el elástico de su pantalón, Mihail suspiró profundamente.

- Vale...— Habló casi en un susurro.

- Quería aprovechar de paso para preguntarte algo.— Le comenté, ignorándolo mientras metía las manos debajo de la ropa, ya lo había tocado de esta forma en ocasiones pero jamás había llegado a más puesto que ambos parecíamos ser perseguidos por toda clase de interrupciones, si no eran los vecinos, eran sus amigos, nuestros teléfonos, etc.- Como se acercan las vacaciones estaba pensando en si querrías acompañarme en un viajecito, tengo una sesión de fotos para una campaña justo en esas fechas.— Expliqué, mientras deslizaba despacio las manos, una sensación de emoción me recorrió el cuerpo, era la primera vez que lo tocaba como tal y él se estaba dejando para mi sorpresa. Bajo mi palma pude sentir como se estaba empezando a poner duro, por lo que acaricié su miembro sobre la tela, procurando no ir demasiado rápido.- Me serviría mucho que me digas algo.— Mencioné mientras recordaba vagamente el que tenían planes.