ONE

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EL TIMBRE QUE MARCABA EL FIN DEL RECESO SONÓ, indicando así que era momento de apartarse, me hice a un lado dejando pasar a la estampida de alumnos que subían las escaleras, una vez cesaron me dispuse a bajar al primer piso en dirección a los baño...

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EL TIMBRE QUE MARCABA EL FIN DEL RECESO SONÓ, indicando así que era momento de apartarse, me hice a un lado dejando pasar a la estampida de alumnos que subían las escaleras, una vez cesaron me dispuse a bajar al primer piso en dirección a los baños, Andrea y Rosario, una compañera de clase, se me unieron. Tocaba matemáticas y lo último que quería era entrar al curso, sinceramente prefería que me cagaran a pedo.

Solíamos hacer eso bastante seguido, pasar los primeros o los últimos 15 minutos de clases en los baños con la excusa de que estábamos ayudando a alguien o, en caso que nadie nos viera, estábamos hablando con algún directivo o preceptor, siempre colaba.

Me encerré en el primer baño que ví libre y me senté arriba de la tapa con tal que no se me vieran los pies, supuse que las dos hicieron lo mismo puesto que escuché como se movían, posteriormente saque mi teléfono y comencé a jugar al Bounce Tales.
De vez en cuando se escuchaba algún que otro ruido en las afueras de los baños, no eramos las únicas a las que les gustaba escaparse un rato.
Habían pasado cinco minutos cuando, aburrida, salí a revisar que no viniera nadie, efectivamente el "patio" de recreo estaba vacío, no había nadie con quién hablar, nada que mirar. Di media vuelta y volví a cerrar la puerta del baño.

Saludé con la mano a una chica de un curso superior quien no dudó en sonreírme antes de volver a ponerse sus auriculares, podía escuchar desde acá la música que estaba escuchando si bien no podía distinguir las palabras, entré a mi cubículo y cerré la puerta.

—Psst.— Me llamó el baño de al lado, una mano golpeó la pared de plástico y la cabeza de Andrea se asomó por arriba.- Holis, me aburro.

-— Andrea, podrías preguntar primero antes de mirar.— Le recordé.— ¿Y si estaba cagando? —

— Creo que me hubiera dado cuenta.— Una puerta se abrió y se cerró, escuchamos unos pasitos ligeros hasta que otra vez se escuchó una puerta abrirse, la cabeza de Rosario se asomó justo al lado de la rubia.

— ¿Que hora es? — Bajé la mirada a mi teléfono, ya casi era la hora de salida, matemáticas era nuestra última clase.

— 12:30. — Respondí, faltaban cinco minutos para salir.

— Que pereza de verdad, tengo cero ganas de volver.—

Las tres suspiramos casi al mismo tiempo, con desgana terminé por levantarme y salir de mi cubículo, ambas me siguieron, me lavé las manos, me acomodé un poco el pelo y salí directa al equivalente a preceptoría.

Al abrir la puerta me encontré con la secretaria, Helena, una señora mayor muy agradable, solíamos visitarla en los recesos de vez en cuando, ella nos sonrió a las tres una vez pasamos.

— Buenas tardes Helena.— Saludamos las tres, paradas en filita frente a ella.

— Venía a preguntarle por mis papeles que le pedí la semana pasada.— Me inventé, no había tales papeles pero teníamos cinco minutos para sacarle charla y tenerla como excusa de que estábamos con ella así no nos hecharían la bronca.

REFLECTIONS | Misho AmoliWo Geschichten leben. Entdecke jetzt