REFLECTIONS | Misho Amoli

THIRTY-ONE

Abril 2023

TOMÉ MI CHAQUETA DE CUERO Y ME LA COLOQUÉ SOBRE MI BÁSICA BLANCA DE MANGAS LARGAS Y CUELLO TORTUGA, hacía fresquito si bien en el sol sabía que no la necesitaría.
Miré la hora en el teléfono antes de salir de la habitación donde había pasado las últimas cinco horas, necesitaba renovar las fotos de mi portafolio de igual forma, había ganado un poco de peso, tenías las mejillas más llenas.

Habían pasado un par de semanas desde la última vez que había salido con los chicos, o con mi novio a solas, había estado realmente ocupada con sesiones de fotos, tanto que había olvidado por completo renovar mis fotos, solía hacerlo una vez al mes como mínimo puesto que al tener un tipo de cara particular se me notaba muy fácilmente cuando subía de peso y eso podía resultar un problema en el futuro.
Hoy por fin tenía una especie de cita con Mihail después de tanto tiempo, si era cierto que lo veía día por medio, porque lo extrañaba, a veces lo llamaba varias veces al día pretendiendo olvidar detalles solo para escucharle la voz. Él había estado ocupado desde el año pasado, luego de lo que dijo fue un torneo de Básquet de streamers, del que salió bastante bien, se había hecho algo más conocido cosa que lo incentivó a ponerle más atención a hacer contenido en Twitch y YouTube, pensé que no notaría tanto su ausencia pero en este punto, y con la falta que me hacía, podría perfectamente irme a vivir debajo de su computadora solo para verlo todos los días.

Suspiré sonoramente mientras caminaba por el edificio.

— ¡Chau!— Saludé al aire, alguna que otra cabecita se alzó sonriente.

— Nos vamos la semana que viene.— Me saludó Aitana, la nueva encargada de fotografía, me acerqué a ella dando pasitos cortos, volvió a alzar la cabeza.— ¿Pasa algo?—

— ¿Alguna noticia de Nacho?— Hacía dos semanas que se había ido por un viaje de negocios.

— ¿No has hablado con él?—

— No me responde los mensajes.— Expliqué gesticulando, ella puso cara rara y se limpió las manos en la falda antes de responder.

— Ha de estar ocupado, a mí me respondió ayer una llamada, estaba resolviendo un problema en tu contrato.— Terminó de guardar sus cosas.— Básicamente no quieren pagarte el total que te había prometido.—

Alcé las cejas, eso sí que no me lo esperaba.— ¿Debería de preocuparme?—

— No.— Sentenció, sonriéndome.— Para algo estás pagando un equipo que te respalde legalmente.— Se colgó la mochila en un hombro y antes de acercarse a los demás me puso una mano en el hombro.— Deja de preocuparte tanto mujer, te van a salir arrugas.—