NINETEEN

450 37 33
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





LA CASA ESTABA EN COMPLETO SILENCIO, delante de mí se encontraba parado.
De piernas cruzadas y en la esquina del sillón me hice chiquita como el único método de defensa que tenía contra él, gritarle no servía porque el gritaba más fuerte, mi tamaño no me ayudaba y llorar solo iba a hacer que el se me acercara y yo terminara cediendo.

- Nos debemos la charla desde hace años.- Hablé yo primero.- Pero siempre tuve miedo de presentarme ante vos.-

- ¿No confías en mí?- Preguntó.

- No confío en mi misma.- Porque no te das una idea de lo mucho que te amaba, lo mucho que te quiero.

- Tengo que pedirte perdón.- Yo solo asentí.- Y tengo que explicarte como pasaron las cosas.-

Me abracé las piernas cuando se sentó frente a mi, se veía vulnerable.- ¿Quién era ella?-

- Helena, era una compañera de trabajo, la había conocido hacía un año a ese punto.- Un año, eso significaba que la conoció cuando yo aún vivía en Madrid.- Nunca tuvimos nada serio, más allá de... bueno.- Se removió incómodo, siento que de alguna forma me seguía viendo cómo a una niña.- Las marcas que me viste en el cuello me las había hecho ella.-

- ¿Te la cogiste antes de formalizar conmigo? Si es que se puede decir que formalizamos algo.- Él negó con la cabeza.

- Nunca hice nada con ella.- Fruncí el ceño y me puse a la defensiva.

- Dijiste que íbamos a hablar con la verdad.-

- Eso hago, nunca hice nada con ella.- Él también se puso a la defensiva, se había desencorvado, me hacía acordar a las cobras.

- Pero yo lo ví.- Salté.

- ¿Me viste follando con ella?- Silencio.

¿Lo ví? ¿Que había visto? Efectivamente no lo ví, no había llegado a hacerlo, la arrastré de los pelos antes que pudiera.
Me hice una bolita nuevamente, él no trató de hacer contacto físico conmigo, solo me miraba, llevé mis pies más allá de donde estaban, el subió las manos.

Necesito que me toques, necesito saber que estamos bien.- No...- El bajó su mano a mi rodilla y la acarició con el pulgar, la ansiedad que traía encima desapareció con su toque.

Por qué tenía que ansiar tanto el tacto humano, por qué era tan importante, por qué lo necesitaba tanto, por qué era mi única forma de entender.

- No sé, no sé lo que ví.- Hablé con la vista clavada en las piernas.

- Entonces te lo digo.- El calorcito de su mano me mantenía atenta.- Es cierto que era lo que ella intentaba, pero jamás pasó a más, luego de que te fuiste corté contacto.- Sabía que decía la verdad, sus ojos no mentían.

REFLECTIONS | Misho AmoliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora