TWENTY-SIX

406 35 35
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.






PEGUÉ UN SALTITO EN MI LUGAR AL ESCUCHAR UNA DE LAS ALERTAS DE MIHAIL A TODO VOLÚMEN. Me llevé una mano al pecho intentando recobrar el aliento y gateé al borde de la cama para mirar a la habitación donde tenía su setup, me sonrió y pidió disculpas por el susto.

Volví a recostarme en su cama y agarré mi cuadernito donde escribía, desde muy pequeña siempre había sido una gran soñadora, no me hacía falta estar dormida, por lo que para no caer en la locura decidía plasmar todos esos deseos y vidas alternativas en relatos escritos.
En este momento me encontraba escribiendo acerca de cómo sería mi vida viviendo en los juegos del hambre, siendo la pareja de Gloss Gummer, un rubio musculoso vencedor del distrito uno.

Escuché mi tono de llamada retumbar por la habitación por lo que tomé el teléfono y atendí.

— ¿Aló?— Miré la pantalla, era Andrea, fruncí un poco el ceño, últimamente estaba muy rara, desde que comencé a salir oficialmente con Mihail estaba rara, no me miraba a los ojos.

— Dime que estás en casa, por favor.— Sonaba cansada.

— ¿Aunque sea mentira?— La escuché lloriquear al otro lado.— Estoy en lo de Mihail.—

— Cuando no tú y tu noviecito.— Se quejó.— ¿Hay alguna forma de yo poder entrar? Me olvidé unos zapatos el sábado y tengo una cita en una hora.—

— ¿Una cita?— Me acomodé en mi lugar, no me había dicho que estaba conociendo a alguien.— Puedes escalar la pared del patio, la puerta del salón siempre está abierta.—

Hubo un silencio largo hasta que escuché como caía en seco.— Me he destrozado el tobillo pero lo logré.— Se quejó, soltando alguna risita maquiavélica mientras abría la puerta de mi patio.— Se podría decir... que estoy entrando a tu casa de maneras sospechosas.—

— Sospechosamente y con permiso sobre todo.— Sonreí, asomé los ojos al piso de la habitación al escuchar unas patitas acercarse, Mierdón pegó un saltito con dificultad y se subió en la cama, acercándose a mi con esos grandes ojos brillantes, de tal palo tal astilla.

Casi me agarra un ataque al corazón cuando volví a escuchar en alto un audio saturado proveniente de la computadora de mi... compañero.
Fruncí el ceño cuando le presté atención al audi, con una mano le acaricié la piel sobrante a Mierdón el cual comentó a hacer soniditos como siempre, podría haberme derretido ahí mismo.

— ¿Qué del paquete y qué del perro?— Murmuré para mí, Andrea rió a carcajadas mientras caminaba por mi casa.

— ¿Misho y sus alertas satánicas?— Asentí en voz alta.— Te vas a acostumbrar.—

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now