FIFTY-THREE

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LOS DÍAS DE LIMPIEZA EN EL DEPARTAMENTO COMPARTIDO ERAN COSA DE UNA VEZ AL MES, no era que realmente no limpiáramos los otros veintipico días, pero hay una diferencia clara en lo que es limpiar por mantener el orden y lo que es limpiar para limpiar. Hoy era el día de limpiar para limpiar, era nuestro deber como pareja encargarnos de que la casa quedara aunque sea decente, sería más fácil si el resto del mes ambos nos propusiéramos no ensuciar tanto, no era realmente el caso.

Intentaba por mi parte aunque sea verle un lado positivo, era un día completo encerrada en casa escuchando música a todo volumen, ni directos ni trabajo, solo la cálida compañía del otro y el fuerte olor a lavandina que impregnaba la casa y me hacía doler la cabeza. Mihail se encontraba pasándole un trapo húmedo al extractor de la cocina, había intentado explicarle que eso no iba a ayudar en nada a eliminar la grasitud del aparato pero parecía determinado en ignorar mis consejos de limpieza y se complicaba la vida solo.

Yo, mientras tanto, le estaba echando una barrida al salón intentando sacar la mayor cantidad de pelos de Mierdón para poder pasar el trapo tranquila, la verdad que tener animales es muy lindo pero a la hora de limpiar es un grano en el culo. La causa del problema me miraba atentamente recostado en el sillón que también debería de limpiar más tarde, tenía los ojos negros brillosos como siempre y no parecía entender el por qué decidíamos interrumpir abruptamente su sueño de belleza con ruido, discusiones y Taylor Swift.

After the storm, something was born on the fourth of July...— Canté con mi acento más británico posible, el búlgaro si bien se mantenía callado parecía estar entretenido limpiando al ritmo de Endgame.

— Luego me pones la del radidididada.— Gritó del otro extremo de la casa, yo le regalé un pulgar arriba, de igual forma estaba conectada a Youtube para buscar la versión traducida y no darle plata a ningún ser desagradable.

— Va.— Puse I Did Something Bad en la lista de reproducción y me acerqué a él para poder acomodar la mopa.— Me dan ganas de grabarte y subirte a Instagram.

— Ni se te ocurra.—  Pero no sabía que ya lo había hecho.

Comencé a pasar la mopa un poco con la cabeza en otro lado, casi como un robot, intentando recordar algo, no sabía bien el qué, me parecía haberlo olvidado hace bastante y no podía encontrarlo en mi cabeza ni repasando las cosas que hice los últimos días. La verdad era que poco a poco estaba olvidándolo todo, apenas y recordaba lo que había hecho hacía unas horas, quería fingir que no me preocupaba pero era el elefante en la habitación, un tema que ni yo ni él queríamos tocar.

La vida adulta era complicada, más complicada de lo que me habría gustado, quería simplemente volver a tener 17 años, aún y sabiendo que a los 17 años tenía los mismos problemas, la diferencia es que tendría más tiempo para solucionarlos. La vida me estaba quedando chica, quizá crecí demasiado.

— Me parece que esa parte ya está limpia.— Su voz sonó por encima de la música que se había detenido, volví a darle play.

— ¿Qué?— Se acercó a mi y tomó la mopa en sus manos.—  Llevas cinco minutos en el mismo lugar, déjamelo a mi, ve con la ropa, quizá te mantenga más entretenida.—

Había un rastro de amargura en su voz, a él tampoco le gustaba mi incapacidad de mantenerme atenta, a veces simplemente me desconectaba. Le dejé un besito en la mejilla como pude y arrastré los pies hasta el baño para comenzar a dar vuelta la ropa y meterla en el lavarropas. No era yo la única que estaba rara, él estaba nervioso, no lo habría notado de no se por su manía de rascarse el puente de la nariz cuando miente, no iba a preguntarle tampoco que era lo que escondía.

El fin de año se acercaba a buen ritmo, sobre todo una fecha importante para mi, el concierto de la rubia. Era surrealista, sería la primera vez que iba a verla en vivo y estaba emocionada, había pedido permiso anticipado, vuelos a Argentina e incluso una habitación de hotel para no tener que molestar a mis amigos que vivían en Buenos Aires. 

Iba a meter el pantalón de Mihail a lavar cuando sentí un papelito en el bolsillo de atrás, lo saqué, era una tarjetita de una joyería, no reconocí el nombre.— ¡Amor!—Grité sobre la música.

Asomó la cabeza por la ventana como si hubiera estado esperando que lo llamara, le extendí la tarjeta y ahí estaba devuelta, su expresión indescifrable de nervios.—  Ah, si. Quería comprarme un par nuevo.—  Dijo señalándose las orejas.

— Pensé que te gustaban esos aros.— Lo miré a los ojos mientras metía más ropa.— Hechos a mano.—  Ironicé.

— Quería probar algo nuevo.— 

— Ah.—  Lo miré por el rabillo del ojo.— Bien.

—  Si, bien.—  






NOTA DE LA AUTORA:

Im sick and tired de mi vida, tengo un examen internacional que tomar en marzo, 5 materias que recuperar en diciembre-febrero y todavía no me inscribí en la facultad, send help. (and hope for the best)

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now