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NADIE NI NADA TE PREPARA PARA RECIBIR MALAS NOTICIAS, no había forma de prevenirlas ni tampoco manera de arreglar el desastre que dejaban.

Eso había sido la muerte de mi padre para mí, una gran y jodida mala noticia que dejó un desastre el cual no podía arreglar. Porque, ¿Cómo se supone que lo solucione? Cómo se supone que sea yo la que dé las malas noticias ahora cuando sabía lo mal que se sentían.

Tenía los días contados y eso no hacía más que deprimirme, miré a Drea preguntándome que sería de mi vida sin ella y realmente no lo veía, era como buscar el final de un tunel que no tenía salida. Porque ella había sido la luz que me había levantado, mi compañera de vida, la amaba como a una hermana.

Corría con Andrea haciendo zigzag entre los chicos, ella sabía que algo andaba mal, creo que todos lo sabían realmente, pero nadie quiere ser el que pregunte.
Habían pasado días desde que recibí dos grandes malas noticias, no había querido hablarlo, sabían que papá había muerto, no sabían bien por qué o que iba a ser de mí.
A veces encontraba a la gente mirándome con lástima, cosa que me molestaba profundamente.

Ayudé a Mihail a conectar una de las mangueras del patio.— ¿Estás bien?— Me preguntó, había sido el primero, no sería el último.
No me salió responder nada, no podía mentir, nunca había sabido hacerlo, simplemente lo miré, tenía un nudo en la garganta. Él sabía.

No me quejé cuando me rodeó en un abrazo, tampoco me moví, simplemente apoyé mi cabeza en su torso y me dejé abrazar como llevaba necesitando. Su perfume me llenó los pulmones, olía de maravilla, si hubiera podido quedarme así por horas lo hubiera hecho, se sentía bien, su abrazo era cálido, cómo él, pero había un rastro de tristeza en su toque, como si supiera que la paz no iba a durar mucho, yo tambien lo pensé.

"Ya no voy a poder abrazarlo nunca más".

Me separé de él ante ese pensamiento, no fue brusco pero si se sintió tenso, le sonreí con los ojos brillosos de lágrimas, no me gustaba llorar, odiaba llorar y no tenía ganas de hacerlo en ese momento. Traté de calmarme y me fui a sentar cerca de la escalera.

— Que plaga, ¿No piensas ayudar?— Me gritó Mihail, yo me encongí de hombros regalándole una sonrisa de boca cerrada, él no insistió más, pasó frente a mí y me desordenó el pelo.

— Le dije a Álvaro que vaciara la piscina hace semanas, esto no habría pasado si me hubiese hecho caso.— Rezongó Lucio mientras barría el fondo de la pileta, intentando despegar lo verde, Mihail lo ayudaba como podía poniendo cara de asco.

"Ya no voy a estar para cuando la vuelvan a llenar." Pensé para mí misma, como si necesitara reafirmarme a mi misma que esto estaba pasando, que era real. Agaché la cabeza entre mis brazos y apreté los labios con fuerza.

— Yo se lo recordé, lo juro.— Habló Andrea, detrás de Mihail quien había dejado de prestarle atención hace rato puesto que ella seguía diciéndole que su tatuaje era feo.

REFLECTIONS | Misho AmoliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora