FORTY-SIX

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ME LLEVÉ LAS MANOS A LA CARA, ansiosa, en menos de cinco minutos la gente comenzaría a llegar al Baby Shower de Andrea y el cartel de la mesa dulce ni siquiera estaba colgado, miré a Mihail quien puso cara de boludo como si no se enterara de que n...

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ME LLEVÉ LAS MANOS A LA CARA, ansiosa, en menos de cinco minutos la gente comenzaría a llegar al Baby Shower de Andrea y el cartel de la mesa dulce ni siquiera estaba colgado, miré a Mihail quien puso cara de boludo como si no se enterara de que necesitaba su ayuda.

—¿Pensás laburar alguna vez en tu vida?— El se atajó.

— Creo que la mama necesita ayuda para atarse las sandalias.— Y se fue como mis esperanzas de descansar cinco minutos.

Cuando no él huyendo de ayudar a organizar algo, agarré el cartel y lo tiré abajo del mantel cuando sonó el timbre. Andrea apareció como alma que lleva el diablo para abrir la puerta antes de que pudiera siquiera acercarme, estaba más que emocionada.

Hacía semanas que venía repitiendome lo mucho que quería decirme el sexo del bebé, lo feliz que estaba de al fin poder anunciarlo, lo mucho que se había sorprendido al enterarse, etc.
Si pudiera treparse por las paredes lo hubiera hecho pero la panza la hubiese tumbado al suelo, su estómago estaba enorme, parecía como si tuviese cinco bebés pero me había confesado que era solo uno.
Los invitados comenzaron a entrar de a poco, habíamos hecho la fiesta en su casa, en el patio, teníamos docenas de magdalenas rellenas de crema de manteca con chocolate y dulce de leche, souvenirs, juegos preparados, estaba todo listo para ella.

Si era muy sincera jamás me había imagino que podía quedar yo metida en una situación como esta, hubiera pagado para decirle a mi yo de doce años que Andrea iba a ser mamá y que yo iba ser madrina de ese niño.
El tiempo no perdonaba a nadie y sobre todo nos odiaba a nosotras.

La tarde de juegos comenzó con lo más simple, calcular el tamaño de la panza con cintas, en mis tiempos lo hacíamos con papel higiénico pero ahora éramos modernas. Cada uno de los invitados debía de calcular a ojo la circunferencia del estómago de Andrea y aquél que esté más cerca de ser el largo perfecto, ganaría un premio.

Todos estaban invitados a participar, incluidos los hombres quienes aunque eran pocos en la sala, eran existentes, tomé una de las cintas y comencé a hacer mi mejor trabajo intentando calcular el tamaño de la panza de Andrea, quien muy hermosa remarcaba su estómago sobre el vestido floreado que se había comprado para la ocasión.
Todos íbamos vestidos de blanco y llevábamos carteles pegados de nuestra predicción para el gender reveal.

Estaba por comenzar a cortar la medida cuando una mano me rodeó la cintura, sentí como apoyó su mentón en mi hombro, se había inclinado sobre mi oído.

— Aquí.— Me señaló con el dedo unos centímetros menos de lo que estaba a punto de cortar.

— ¿Seguro?— Lo miré a sus hermosos ojos azules, se había decolorado el pelo entero hace relativamente poco y le quedaba fenomenal, resaltaba sus ojos y el corte que traía lo hacía ver más atractivo.— Que hermoso que sos.—

Me sonrió egocéntrico antes de darme un pico.— Seguro.—

— Quiero ese premio.— Lloriquee, el tomó las tijeras y cortó justo donde había marcado antes que pudiera evitarlo, me tendió la cinta verde en la mano.

— Lo tendrás.— Y luego volvió a alejarse un poco dejándome espacio para que me acercarse a dejar mi cinta escrita con mi nombre.

La madre de Andrea comenzó a medir cada una de las cintas sobre su estómago bajo la atenta mirada de las mujeres en la sala, algunas quedaban demasiado cortas, otras demasiado largas, me di cuenta que quizá mi vista estaba un poco dañada.
Uno de los últimas cintas fue la ganadora final, había quedado justa, ni más ni menos, ni había siquiera una línea que separara ambos extremos.

— Vale, es la tuya.— Me dijo Andrea, me giré a Mihail con mi mejor sonrisa.

— ¿En qué momento sacaste tan buen ojo?— Cuestioné.

— Lo comparé con cosas que ya había visto antes.— Explicó.— Es del tamaño de tu culo.— Apreté los labios para no reírme y le pegué en el hombro.

— No se si sentirme alagada o ofendida.—

Luego llegó el turno de los hombres de jugar, habíamos armado un juego que sacamos de tiktok, "Mira que se siente", este consistía en atarles globos rellenos a los hombres y darles el reto de que se aten los zapatos sin romperlo.
Empujé a mi novio al centro de la mesa algo obligado, no parecía demasiado emocionado de participar.

Con ayuda de la madre de Andrea y las esposas y novias de los hombres comenzamos a atar los globos con cuidado de no romperlos antes de tiempo, luego les dimos a cada uno una silla de plástico para que puedan intentarlo.
Fue casi instantáneo, fueron cayendo como moscas, algunos muy confiados, otros más con miedo.

— Dale amor.— Le grité, distrayendolo.— Pasales el trapo.— Fue cuestión de estirarse un poquito más para que el globo explotara, bajé los hombros como decepcionada y el se acercó a mí riendo.

— Ves, todo tiene su sentido.— Dijo abrazándome por la cintura, lo tenía frente a mi.— Por eso vas a cargar tu a los niños.—

Me escandalicé e intenté alejarme, ya no me gustaba tanto la idea.— Qué.—

— ¿Te dije alguna vez que contigo quiero una familia numerosa?— Ay dios.

— En tus mejores sueños.— Le contesté a modo de broma, él me sonrió y pude ver algo particular en sus ojos.

— Si, en mis mejores sueños.—










NOTA DE LA AUTORA:

Se viene fanfic del navajas, try me.

ariiii_03 actualiza vaga.

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now