FIFTY-FIVE

209 14 4
                                    

ENDGAME

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ENDGAME



POR TODAS ESAS NOCHES QUE TE QUEDASTE AL OTRO LADO DE LA LÍNEA, TE DIGO QUE SÍ.



Estar a punto de ver a mi artista favorita con el mejor público del mundo era de ensueño.

El reloj en la muñeca de Mihail marcó las 7 de la noche el segundo en el que comenzó a latirme el corazón con fiereza, estaba pasando, de verdad estaba pasando. Arreglé la parte de abajo de mi vestido de hamburguesa intentando no pensar en que en minutos iba a salir al escenario la mujer que detalló todas mis vivencias en la letra de sus canciones, sabía que había ruido rodeandome pero más alto sonaban los latidos en mi pecho, intentaba que no se escucharan más alto que la música al igual de Mihail intentaba controlar su respiración, ambos estábamos nerviosos por razones diferentes.

Lo tomé de la mano en un intento de calmar esa sensación de agobio y cúmulo de nervios, al rozarlo me dió electricidad.
Sentía cosquilleos en la punta de los pies y un dolor punzante en la mandíbula de tango apretarla, a mi lado comenzaron los gritos apenas el reloj marcó 0.
Mihail, quien ocupaba el puesto de una muy embarazada Andrea, hizo todo lo posible por no ocupar tanta vista a los demás e intentó sentarse en el piso de las gradas.

Tomé la mano de la primera chica que encontré y nos miramos a los ojos sin conocernos pero con la certeza que íbamos a pasar los mejores momentos juntas, la música empezó a sonar y yo ya no escuchaba otra cosa, era robótico, cantar la introducción con el eco de otras voces iguales a la mía, se me aguaron los ojos de sentimiento.

No hubiera sido igual escucharla en otro lado, había esperado años por esto, sería la primera vez que la iba a ver en vivo y era acompañada de mis hermanas Argentinas.

My name is Taylor and i was born in 1989.

Grité.

Grité toda la introducción, hasta quedarme sin voz, lo cual fue una desgracia cuando empezó miss americana, ya que sabía con certeza que no estaba cantando, con el teléfono en mano me explotaron los oídos del sonido envolvente, era como si me abrazara, todo se escuchaba demasiado alto.
No importaba, no importaba porque sabía que la voz era de todas y el objetivo era que le llegara a ella.

Bailamos, cantamos, lloré. Vi mi adolescencia pasar ante mis ojos y con mis ojos ví a adolescentes viviendo la suya.

Mi corazón se había calmado y ahora iba al ritmo de la música, como embelesado, felíz. Parecía que todo mi cuerpo respondía a la melodía, no podía pensar en nada porque estaba demasiado ocupada disfrutando como para preocuparme de algo más.
Que se caguen las responsabilidades, mi novio y mis amigas, yo estaba ahí para darlo todo y no arrepentirme.

Yo, aquella persona que no bailaba ni cantaba en público por vergüenza, llena de vergüenza por dentro y falsa seguridad, bailé hasta que me dolieron los pies y me cayeron gruesas gotas de sudor por las cienes.
Canté hasta que la voz me salió ronca y necesité agua para no ahogarme. Lloré hasta quedar seca.

No hubo un solo respiro, cada minuto era un golpe diferente, con las emociones a flor de piel no podía más que disfrutarlo y dejarme llevar en ese camino de ida que tienen los conciertos, ensimismada en la rubia en medio del escenario, cuando Love Story comenzó chillé como cuando era chica, analizando todo el estadio en busca de parejas, sin darme cuenta que tenía a la mía a mi lado, de rodillas y con el corazón casi literalmente en la mano.

Me tocaron el hombro, probablemente no me hubiera dado cuenta de no ser por aquella chica a mi lado, al final si terminó siendo cierto que pasaríamos los mejores momentos juntas. No tenía un solo pensamiento en la cabeza cuando lo ví, primero pensé que se trataba de una broma, pero la mirada seria y nerviosa en su rostro me dijo que no.

Lloré más si es que se podía, porque se me nubló la vista, las lágrimas habían estado cayendo como cascada desde que llegué al monumental.

— ¿En serio?— Pregunté sobre la música, me faltaba el aire para poder hablar bien, me había leído los labios porque no había forma que me escuchara por sobre la música.

Asintió.

Si me hubieran dicho a los catorce años que Mihail Amoli amigo de mi hermano, ese mismo chico ultra alto y con pinta de ciruja,  me iba a pedir matrimonio, me habría reído y soñado despierta con eso en la noche.

De un concierto de los Guns a uno de Taylor Swift, se había arrastrado por mi todos estos años y había aprendido a ser paciente con todos pero sobre todo conmigo, había trabajado en si mismo para ser mejor para mí, me había hecho un espacio en su vida y su agenda, había abierto los brazos en mi dirección.

Por mi parte había aprendido a perdonar, a ser más suelta, si bien me quedaba mucho camino por delante sabía que podía ser mejor por él, para él. Sentí un pinchazo en la cintura que me devolvió a la realidad dónde aquél búlgaro me miraba con miedo.

Le agarré las manos y me acerqué a su oído para contestarle, viendo mi reflejo en el brillo de sus ojos, esperaba que el pudiera ver el suyo en los míos.

— Por todas esas noches que te quedaste del otro lado de la línea.— Le tomé de las manos y las apreté para evitar que temblaran.— Te digo que sí.—




























NOTA DE LA AUTORA:

Honestamente no pensaba que iba a terminar este fanfic, no me tenía ni fé JQKSJAJSJJA.

Gracias a mi señora por sus fotos haciendo morritos y a mi hija por ser tan pocket size chiquita muñequita linda de cabellos de oro.

Van a haber episodios aparte porque dejé muchas cosas en el aire, solamente que no sé cuándo los publique 😘

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

REFLECTIONS | Misho AmoliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora