SIXTEEN

499 38 35
                                    

— INTENTA NO PELEAR CON ÉL

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— INTENTA NO PELEAR CON ÉL...— Me pidió Andrea mientras nos bajabamos de su auto, íbamos a pasar la tarde en la casa de verano de Álvaro, una quintita no muy lejos de donde vivíamos, estaba prácticamente al lado del barrio privado.

— Yo no inicio la pelea, solo respondo a ella.— Le respondí con una sonrisa.

No había querido dar explicaciones del por qué Mihail y yo no nos podíamos ni ver, no era como que hubieran preguntado, masomenos se hacían una idea, supuse que con los años él habría hablado de la gran discusión que tuvimos.

Contaba con los dedos de la mano las veces que había tenido que explicarlo, ni siquiera Andrea sabía bien el por qué, el único que sabía era Facundo que había intervenido de manera no muy amigable.

"— Así que mientras vos y yo hablábamos de las minas que vos te cogías le andabas comiendo la oreja a mi hermana.— "

Sacudí la cabeza como si ese acto hiciese que mis pensamientos negativos se esfumaran, rodeé los hombros de Andrea y le dejé un beso en la coronilla antes de entrar las compras que habíamos hecho.

— Llegamo' lo' pibe chorro...— Comencé a cantar con voz de camionero, Lucio movió la pelvis contra el aire en un movimiento que debía ser sexy.— Hoy se come asado.—

— Estar tanto tiempo en Argentina te afectó la cabeza.— Habló el tatuado atrás mío, ni me giré a mirarlo.

— Que decís Mihail, si yo siempre fui Dios, patria y familia.— Dejé las cosas sobre la mesa.— Deberías seguir un poco mi ejemplo, prostituta.—

Lucio se rió a las carcajadas mientras Andrea gritó que dejáramos de pelear, crucé al lado de mi atacante y le golpeé el brazo con el hombro, el condenado era muy alto como para pegarle en el hombro.

— Si quieres la próxima me agacho así me pegas mejor.—

— Para chuparme la poronga te vas a tener que agachar.— Y dicho esto salí al patio donde Nicolás prendía el fuego.

— No sois unas crías, dejad se actuar como tal.— Murmuró Álvaro.

— Decíselo a él que me viene buscando roña desde que llegué, parece que me extrañó mucho que no puede dejar de hablar de mi.—

— Y no te imaginas cuánto...— Murmuró Nicolás antes de que yo me acercara pero si lo llegué a oír.

Miré a la sala, había un gran ventanal de vidrio que me permitió observar como Mihail o Misho, como ahora le gustaba que lo llamaran, me miraba atentamente, apartado sus ojos de los míos cuando se dió cuenta que lo podía ver.

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now