THIRTY-NINE

238 15 29
                                    

ME PASÉ LAS MANOS POR LA CARA CAMINANDO POR EL DEPARTAMENTO DE MIHAIL, miré a un costado, su sobrino dormía la siesta en el sofá, me quedé mirándolo un rato, el tiempo pasaba rápido

Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.

ME PASÉ LAS MANOS POR LA CARA CAMINANDO POR EL DEPARTAMENTO DE MIHAIL, miré a un costado, su sobrino dormía la siesta en el sofá, me quedé mirándolo un rato, el tiempo pasaba rápido.

— Está grande el cabrón.— Me habló mi novio por detrás, pero yo ya tenía la cabeza en otro sitio.







Junio del 2013

Levanté la cabeza del almohadón del sofá, me tomó unos minutos darme cuenta de dónde estaba realmente, me había quedado dormida en casa de Mihail, se había alquilado un departamentito hacía unos meses y no dejaba de hablar de él por lo que había decidido visitarlo.

La puerta del frente se abrió y el búlgaro entró junto a una mujer que no conocía, no me miró por mucho tiempo.

— Que sabes que no tengo problema en cuidarle, pero no puedes venir y dejármelo sin avisar.— Hablaba alterado, parecía muy frustrado por algo, fue allí que me di cuenta de la presencia de un niño pequeño de no más de diez años detrás de la mujer, traía un autito de plástico en mano y miraba la escena con los ojos bien abiertos.— Yo también tengo planes, una vida.—

— Déjame adivinar, ¿Tus planes tienen que ver con la niñata en tu sofá?— Habló con desprecio, que carajos tenía que ver yo en eso, la miré con mi mejor cara de orto.

— A mi no me metas en la ecuación que no te conozco de nada.— Hablé, pareció un poco impresionada que le haya contestado pero volvió la vista a Mihail quien me sonrió una última vez antes de comenzar a empujar levemente a la mujer, tenían un parecido.

— Dijiste que estabas apurada, creo que es momento de que te vayas.—

— ¿Y vas a dejar que esa puta niña cuide de tu sobrino?— Otra vez faltándome el respeto.

— Me vas a decir tú con quién dejo y no dejo a mi sobrino, anda, tira.— Sabía que estaba dándolo todo para no contestarle mal, supuse que acababa de conocer a su hermana, no había sido un buen comienzo para mí.

Cerró la puerta tras de si y yo me quedé sentada en el lugar rascándome los ojos hasta que el ruido de una respiración con moquitos me sobresaltó, el niño de la puerta se encontraba parado a un lado mío.
Mihail me había dejado sola con un niño pequeño para el cual yo era una completa desconocida.

— Hola.— Lo saludé tímidamente con una sonrisa, el miró a la puerta como si esperara que se abriera mágicamente y apareciera alguien. Hubo unos minutos de silencio y para cuando estuve por rendirme me dije a mi misma que no iba a soportar tanto tiempo con un niño mudo.— ¿No hablas?—

— Mamá siempre dice que no debo hablar con extraños.— Tenía sentido.

— Tu mamá no está acá.— El pareció caer en ese pequeño detalle y me miró como si yo fuese la cosa más interesante del mundo, pese a mis plegarias de que se mantuviese alejado, se sentó al lado mío con los moquitos chorreando.

REFLECTIONS | Misho AmoliUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum