FIFTY

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APAGUÉ LA HORNALLA UNA VEZ LA COMIDA ESTUVO LISTA

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APAGUÉ LA HORNALLA UNA VEZ LA COMIDA ESTUVO LISTA. Mihail se encontraba en directo hasta hace una hora, supuse que ya habría terminado. Prendí el tele un rato para ver el noticiero.

— ¡Amor!— Le grité lo suficientemente alto para que me escuche, no estaba demasiado lejos.— ¡Vení a poner la mesa!—

Hubieron unos minutos de silencio hasta que escuché salir de la habitación un ruido que jamás había escuchado, parecía una alerta suya.

—¡Valentina!— Agudicé el oído.— ¿Puedes venir un momento?— Arrastré los pies hasta la habitación de su setup y por los murmullos de adentro supe que evidentemente no había terminado el stream.

— Decime.— Le susurré casi, el se volteó a verme con los ojos brillosos y me hizo seña de que pase, me quedé en la puerta y negué.— Estoy re crota, no.— Le bailó la sonrisa.

— Me acaban de dar una cantidad de dinero que no te lo vas a creer.— Le regalé dobles pulgares arriba.— Y me la dieron para convencerte de que salgas.—

— ¿Pueden pedir reembolso?— El negó con la cabeza.— Entonces no me convenciste, una lastima.— Achicó los ojos mientras me miraba serio, me encogí de hombros con brazos y todo, no tendría que haberlo hecho.

Aprovechó mi distracción para tomarme del brazo y tirar de él, intenté apartarme pero me abrazó y sentó como pudo sobre su pierna, bajé la cabeza derrotada.

— Mihail estoy re crota...— Alargué, estaba con ropa de entrecasa, no quería que nadie más que él me vieran así.

— Estás preciosa.— Apoyó la cabeza en mi brazo de costadito, pude ver por la pantalla como subía el brazo y me agarraba de los cachetes, intenté safarme de su agarre hasta que me di cuenta con qué brazo me estaba agarrando, había pasado una semana y pico desde que se le salió el hombro, decidí ceder.— Venga, mira la cámara.— Me giró la cara hasta la cámara para que se me viera en primer plano y luego me apretó los cachetes para deformarla, me tiré para atrás molesta.

— Te estás pasando.— Le dije.— Te voy a hacer un hilo en twitter.— Me acomodó en su regazo y se hechó para atrás en la silla para que se nos viera mejor, ahora todo el mundo estaba viendo mi pijama corto de patitos.— Esto es otro nivel de humillación.—

— ¿Sabes que la gente me pidió directo contigo?— Lo miré para que continuara pero no lo hizo.

— Espero que si se cumple mínimo me dejes ponerme algo más decente.— Dije, ahora que me había soltado aproveché para sacarme el pelo detrás de la oreja y taparme un poco la cara.

— ¿Que te pasa?— Habló divertido.— Qué, ¿Te da vergüenza?— Con la mano con la que me sostenía me acarició la cintura sobre la ropa, me recosté un poco más sobre él.

— Es que a vos te ve mucha gente.— Mi tono bajo le hizo gracia.

— Te siguen millones de personas y por pasarela te ven miles pero es a mi a quien me ve mucha gente.— Me terminé de esconder en su hombro.

— Es que es diferente.— Me quité el pelo de la cara y me senté bien pero sin mirar a la cámara.— Es mi trabajo, mi zona, me siento segura ahí, esto es muy tuyo.— Me llevé la mano derecha al collar y comencé a jugar con él.— Además en mis pasarelas voy bien vestida.—

— Por cierto.— Dijo, y se retiró un poco para mirarme.— Buen pijama, ¿Es nuevo?— Estaba jugando conmigo, le golpeé el pecho con la mano abierta y él nomás me miró sonriendo.

— Ya está la comida.— Me levanté sin que él se oponga y me acomodé la ropa.— Vení rápido que se va a secar el guiso.— Me empezaba a retirar de la habitación cuando  Mihail me agarró del brazo.

— Un saludito al chat, ¿No?— Caminé unos pasitos de vuelta y ya menos vergonzosa asomé la cara y los saludé con la manito.— En un rato voy.— Asentí antes de salir de la sala.

Lo que fue un rato para él en realidad fue casi una hora, tuve que volver a hidratar el guiso y condimentarlo un toque, para cuando salió yo recién había apagado el fuego otra vez.
Me rodeó por detrás en un abrazo y me dejó un besito en el cuello.

— ¿Te enfadaste?— Preguntó él descarado, suspiré profundamente antes de estirar el brazo y señalar los platos.

— Mientras me des de esa plata no me enojo.—

— Cabrona...— Alargó mientras me pasaba dos platos en los que empecé a servir comida.— Que ya cobras más que yo de normal, ahora vas a querer cobrar por aparición.— Me reí.

— El stream conmigo te va a costar un viaje a Grecia.— Le advertí, señalándolo con el cucharón lleno de salsa.

— Cobras carito tú.— Se burló.

— Saladita.— Le contesté antes de volver a servir.— No era joda.—

— Te debía un viaje de igual manera.— Cerré la olla y volteé a mirarlo con dramatismo.

— ¿Lo decís posta?— Él se encogió de hombros, sin responder.— Mihail.—

— Ah, no sé.—

— ¿Mihail nos vamos a Grecia?—






NOTA DE LA AUTORA:

Es oficial, queda solo un acto para terminar reflections.

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now