EIGHT

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ME DESPERTÉ DE GOLPE CUANDO SENTÍ QUE ME MOVÍAN, abrí los ojos con toda la paz del mundo y levanté la cabeza en dirección a Andrea, me sonrió tiernamente

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ME DESPERTÉ DE GOLPE CUANDO SENTÍ QUE ME MOVÍAN, abrí los ojos con toda la paz del mundo y levanté la cabeza en dirección a Andrea, me sonrió tiernamente.

— Ya es hora de irnos.— Me incorporé y rápidamente comencé a guardar mis útiles.

Había pasado un solo mes desde que les había dado la noticia de que me volvía a mi país, fue un mes raro pero bonito, nuestras salidas pasaron de ser esporádicas a diarias, Mamá era cada vez más permisiva, mi relación con mi hermano se había estrechado, todo parecía ir bien

La calma antes de la tormenta, el tiempo no perdonaba nada y este lunes era el comienzo oficial de mi última semana en Madrid. A paso ligero caminamos hasta su casa, el viento me revolvía el pelo por más que intentara retenerlo, pleno noviembre el fresquito comenzaba a notarse.

Lancé mi mochila a su cama y ambas nos tiramos sobre ella en completo silencio, a veces eso era todo lo que se necesitaba.
— Álvaro y los chicos se iban de fiesta hoy.— Me volteé a verla confusa.

— De los chicos me lo creo pero no veo a tu hermano en una joda.— Me sinceré, ella se levantó de la cama y se acercó a su tocador para mirarse al espejo.

— Mihail iba a ir también.— Yo alcé las cejas y la cabeza en un asentimiento

— Mirá vos.—

Se volteó a mirarme con los ojos entrecerrados.— ¿Pelearon?— Preguntó.

Yo negué con la cabeza.— Hace bastante no hablamos. — Me recosté sobre mi estómago y la miré apreciarse en el espejo.

— ¿Que pasó con él al final?— Sacó un brillito de labios de uno de sus cajones y se lo puso.

— Que bonita que sos.— Le tiré besitos.— Tengo la amiga más linda de todo Madrid.—

— Gracias pero no me cambies de tema.— Rió juntando los labios, posteriormente agarró su cepillo del pelo y comenzó a peinarse.

— Preguntas como si hubiera pasado algo.— Apoyé mi cabeza sobre mi mano.— No se bien que decirte, es raro.—

— ¿Él?—

— La situación.— Me miró comprensiva antes de seguir a lo suyo.— Siento que lo que hago está mal, pero no puedo evitar quererle.—

— Tiene 18...—

— Lo sé, está mal.— Lloriqueé.— Me pasó el día diciéndome a mi misma que no importa porque realmente no pasó nada entre nosotros pero nos besamos y debo verlo todos los días.—

— ¿Pasó algo más que no me hayas dicho?—  Insinuó.

— Nada de lo que pensás, le di un pico y me cortó el rostro de la manera más dulce que puedas imaginar.— Ella alzó las cejas.

— ¿Y por qué no me enteré yo de eso?—

— Porque no podías ni estarte parada.— Ella pareció recordar algo, volvió la mirada al espejo.

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now