NINE

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GIRÉ LA PLANCHITA DE ALISAR HACIA ADENTRO Y LA DESLICÉ CREANDO UNA PEQUEÑA ONDITA, a mi lado Andrea preparaba su cosmetiquera lista para maquillarme una vez yo terminara de hacerme el cabello

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GIRÉ LA PLANCHITA DE ALISAR HACIA ADENTRO Y LA DESLICÉ CREANDO UNA PEQUEÑA ONDITA, a mi lado Andrea preparaba su cosmetiquera lista para maquillarme una vez yo terminara de hacerme el cabello.

No podía decir que me molestaba la situación en la que me encontraba porque siempre estaba bien que me malcrien un poco, faltaban dos días exactos para que finalmente partiera de España, lo cual sorprendentemente no me traía angustiada, creo que finalmente había aceptado que la vida no se terminaba allí, o eso al menos quería hacer ver.

Luego de mucha insistencia por parte de mi mejor amiga había aceptado festejar una fiestita chiquitita para celebrar mis quince años, ya que para cuando los cumpliera ya no estaría con ella. Los chicos se habían encargado de decorar un poco mi casa por lo que solo debía de preocuparme por arreglarme un poquito.

No había querido invitar a nadie más puesto que si no fuese por Drea no hubiese accedido, quería darle el gusto, después de todo ella siempre había hablado de mi fiesta de quince como si fuese algo de lo que esperaba participar.
Apagué la plancha y la dejé sobre el tocador, me volteé hacia ella y asentí antes de cerrar los ojos, ella comenzó con lo suyo.

— No puedo creer que en dos días ya no vas a estar acá.— Sonaba tranquila, ella también ya lo había aceptado.

— Ya...— Suspiré.— Mamá está cada vez más intensa con la mudanza, como sobre cajas de ropa, duermo con cajas de ropa, sueño con cajas de ropa.—

Ella rió en silencio.— ¿Y que van a hacer con la casa?— Preguntó mientras comenzaba a rebotar una esponjita por mi cara.

— Cubrirla entera.— Apreté los ojos.— Como es nuestra, mamá dijo que no la va a alquilar ni nada, no sabe bien si va a ser posible pero dice que le gustaría volver acá en un par de años cuando arregle los chanchullos legales de papá.—

Me giró la cara hacia la derecha, abrí los ojos.— ¿Que vas a hacer cuando llegues?—

— Además de morir de una gripe por el cambio de invierno a verano, probablemente me encuentre algún trabajo o algo.— Me encogí de hombros.— Como ser paseadora de perros o peor, modelo.

— Te vas a reír pero yo si te veo futuro de modelo.— Efectivamente me reí.— Quédate quieta que vas a estropear las sombras.—

— ¿Yo de modelo?— Divagué, ¿Acaso lo estaba pensando seriamente?— ¿Tú crees?

— Tienes la altura, el cuerpo y la cara.— Se encogió ella de hombros.— Yo si lo veo.—

Abrí los ojos y ella me pasó la máscara de pestañas, me miré al espejo unos segundos, tampoco era fea pero no sabía si daba la talla para modelo. Me apliqué un poco de rimel y lo cerré antes de mirarla, ella me alcanzó el brillo de labios y me lo coloqué el silencio.

— ¿Crees que hayan terminado de decorar?— Preguntó.

— Bajemos y veamos.—

A paso ligero terminamos por entrar a lo que alguna vez había sido el patio trasero de mi casa, mi hermano y Mihail hacían canastas mientras Lucio y Nicolás intentaban colgar un cartelito de "Feliz cumpleaños" ante la mirada desaprobante de Álvaro.
Nuestras miradas se cruzaron mientras el intentaba que mi hermano no le robara la pelota, median casi lo mismo por lo que no tenía mucha ventaja, se distrajo apenas yo pasé por el umbral de la puerta, me miraba casi que con anhelo.

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now