TWENTY-FIVE

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS DE ÍNDOLE SEXUAL, NO AGREGAN NADA A LA TRAMA POR LO QUE SI TE INCOMODAN PUEDES SALTAR EL CAPÍTULO COMPLETO

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS DE ÍNDOLE SEXUAL, NO AGREGAN NADA A LA TRAMA POR LO QUE SI TE INCOMODAN PUEDES SALTAR EL CAPÍTULO COMPLETO.

Si es semi importante que lean mi notita a lo último.













ME ACOMODÉ LA TIRITA DEL BAÑADOR Y SALÍ EN DIRECCIÓN A LA PISCINA EN CASA DE ANDREA, hacía un día precioso por lo que habíamos decidido pasarlo en el agua con tal de aprovechar el verano.
Me tomé la libertad de analizarme en el espejo del baño muy brevemente, me veia excepcionalmente bien, quizá tenía algo que ver con el hecho que el bikini que traía me iba pequeño, me hacía ver más... voluminosa.

Bajé por las escaleras descalza hasta la cocina que tenía una puerta directa al patio, Álvaro estaba tumbado boca abajo en una reposera, Andrea e Irina daban vueltas en un inflable y yo me dispuse a irme a tomar un poco de sol, estaba de más pálida.
Me senté sobre la reposera blanca un poco alejada de Álvaro, me puse una toalla abajo.

Escuché unos pasos a mi derecha y gracias a mi campo de visión pude ver unos pies enormes, me pasó la mano por los hombros y me acarició el cuello levemente, alcé la cabeza para verlo.

Dios santo y bendito.

Si no estuviese sentada probablemente me habría caído, me chupé el labio inferior mientras lo analizaba intentando no ser obvia, lo estaba comiendo con los ojos, no había forma que no se diera cuenta, intenté evitar que mi mente volara muy lejos, a fin de cuentas estaba rodeada de gente.

— Que bueno que hayas salido un poco de casa, Casper.— Mirándome desde arriba mientras me acariciaba la nuca no me dejaba mucho más en lo que pensar. Le retiré la mano mientras me removía en mi lugar, últimamente no sabía que era lo que nos pasaba, porque no era la única, él también estaba más intenso que la mierda.
No hacíamos más que provocarnos mutuamente como si se tratase de un juego interno del cual participábamos pero nunca llegabamos a terminar, el siempre me ponía un alto antes de que se me fuese la mano.

Me rompía las pelotas, jugaba conmigo, me torturaba, me pedía que sea directa pero cuando lo era me boludeaba, le pedía que me tocara y lo que hacía era acariciarme los hombros con la yema de los dedos.
— No te podés burlar de mi cuando si no fuera por los tatuajes serías igual de blanco teta que yo.— Clavó uno de sus dedos en mi mejilla y yo hice el amague de morderlo.

Me sonrió pícaro y se arrodilló frente a mi, levanté los ojos al cielo pidiendo perdón por las cosas que se me pasaban por la cabeza. Acarició uno de mis muslos con la mano ante mi atenta mirada, me arrebató el bloqueador solar, nuevamente pedí disculpas a quien tenga que leerme la mente.

— No puedo permitir que te quemes.— Habló divertido, parecía totalmente consciente de todos mis pensamientos con solo mirar la forma en la que me removía
en el lugar, inquieta. Tomó
un poco de protector y me agarró
una pierna, me abstuve de soltar un comentario.— ¿Me dejas que te eche un poco?— Yo solo atiné a asentir con la cabeza, me dejó un beso en el tobillo antes
de comenzar a exparcir la crema a lo largo de mi pierna, como en un masaje.
No sabía cómo se viese de afuera pero para mí esto sonaba tal y como empiezan esas películas eróticas de mal gusto, necesitaba un botón para adelantarla.

REFLECTIONS | Misho AmoliWhere stories live. Discover now