EXTRA: El trato | parte 1

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—Aguantá la respiración —dijo Lucas con voz suave pero decidida—, y lentamente apretá el gatillo sin soltar el aire.

Erica, agachada el suelo con un rifle de cacería, obedeció a Lucas y respiró hondo para poder retener el aire, sin dejar de mirar su blanco. Luego presionó el gatillo lento y el disparo resonó allí en el campo de tiro del que eran socios.

—Bien, tu puntería mejoró mucho —dijo Lucas luego de asegurarse que el disparo fuera certero—. ¿Querés practicar un poco más?

—No, ya tengo que ir a buscar a Jackie al jardín —suspiró Erica y se puso de pie mientras miraba el blanco—. Aún no soy tan buena como vos.

—Cazo desde los doce, Eri, es práctica nada más.

Salieron del lugar, saludando a los amigos que habían hecho en el club. Se habían unido solo como una excusa para practicar sus disparos, pues aunque habían pasado dos años desde la caída de Mörder, continuaban con el miedo a ser atacados.

Se acomodaron en el auto para poder regresar a la casa, con música de Led Zeppelin sonando en el estéreo. No hablaron durante el trayecto, pues siempre que practicaban sus disparos se mantenían pensativos por largos minutos, recordando los malos momentos.

Erica pasó sus dedos con suavidad sobre el pecho, del lado izquierdo, donde tenía dos tulipanes tatuados en honor a su hermana Celeste y a Martín. Pensaba que de haber sido tan buena asesina como lo era en el presente, su hermana y su cuñado estarían vivos. Dejó ir un suspiro y sacudió la cabeza para espantar los malos pensamientos, que no la habían abandonado jamás en esos dos años.

Ya en la casa Erica tomó en sus brazos a Sveta, de un año y medio, para poder amamantarla. Había quedado al cuidado de Micaela, la hermana de Lucas, para poder ir a practicar sin que sus oídos se lastimaran. Observó la pequeña mano de su hija que se aferraba a su pecho, y sonrió con alegría sintiéndose llena solo con ella, solo de verla dormitar. La recostó con suavidad en la cama para poder ir en busca de Jack al jardín de infantes.

Lucas leía sus apuntes desperdigados por la mesa de la cocina, con el rostro serio y lleno de concentración. Había vuelto a la universidad para continuar con su carrera de medicina, y lograr su sueño de convertirse en psiquiatra. Erica se acercó a él solo para darle un beso en la frente, antes de salir de la casa.

El jardín de infantes de Jack era privado y no estaba muy lejos de la casa, pues sus miedos a posibles ataques y represalias los mantenía aún en alerta, y preferían que el pequeño estuviera cerca.

Una vez allí en la entrada del jardín, Erica comenzó a sentirse observada. Se tensó por un instante mientras disimuladamente miraba a los lados, pero al igual que siempre no era ninguna amenaza, solo las otras madres que la miraban con desdén y cuchicheaban sobre ella. Dejó ir un suspiro, porque las otras madres la odiaban y ella ni siquiera sabía por qué. Nunca respondían sus mensajes, la ignoraban en la entrada, y siempre la miraban de esa forma, como si fuera un enemigo.

Se agachó en el suelo para recibir a Jackie que corría hacia ella, cargando su mochilita en la espalda. Lo abrazó con fuerza y le llenó las mejillas con besos.

—¡Mami! Te extrañé mucho —dijo Jackie y la abrazó con más fuerza—. Hoy hicimos dibujos y tuvimos música, me gusta la música.

Erica lo tomó de la mano para poder caminar de regreso, mientras que Jack saludaba a sus amigos del jardín con una sonrisa y un movimiento de mano.

—¡Ah! ¿Te gusta la música? Podemos comprarte algún instrumento, ¿te gustaría, amorcito? —le dijo ella con una sonrisa.

—¡Una guitarra como tío Lucas!

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now