Capítulo N° 39

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La lluvia era fuerte en el exterior, el Loco había salido temprano en la mañana, incluso antes de que Erica se despertara. Era usual que él se fuera sin avisar, pero había dejado su teléfono sobre la mesa y, ya habiendo pasado dos días, aún no había regresado.

—Eri, tranquila —le dijo Lucas, quien con paciencia invertía las cuerdas de su guitarra—. Sentate, vas a dejar un agujero en el piso.

—¡¿Y si le pasó algo?!

—¿Vos te estás escuchando? —se rió Lucas—. ¿Justo a él va a pasarle algo? ¿Qué podría pasarle?

—¡Y yo qué sé! ¿Y si lo atacaron?

—Erica, es el Loco, prácticamente la fusión entre John Wick y Rambo.

—¡Fosa también lo es y aún así lo atacaron por la espalda y casi muere! —chilló, muy nerviosa.

Lucas dejó la guitarra a un costado y palmeó la silla a su lado, para invitarla a sentarse. Ella, con su respiración acelerada y sus latidos imparables, se sentó allí junto a él, quien la tomó del rostro con cariño.

—Él está bien, cuando menos te des cuenta ya va a estar acá. ¿Sí?

—Si no regresa en una hora voy a revisar su teléfono.

—Eri, eso no está bien, es su privacidad —se quejó Lucas.

—¡Ni siquiera dijo a dónde iba, tal vez se encontró con alguien y...!

Lucas se puso de pie para poder calentar agua para prepararle un té, la veía muy nerviosa y respiraba mal. Con un suspiro preparó todo y a veces la miraba de reojo, Erica se sujetaba de la cabeza con una expresión de desesperación inmensa. Lucas sirvió el agua caliente y cuando el té estuvo listo se lo dio con una sonrisa, intentando hablarle de una forma suave y reconfortante.

—¿Por qué no bailás un poco para relajarte? Tenés tus zapatillas de baile, ¿no?

—Está bien, sí, creo que es buena idea... —susurró ella y dio un sorbo a su té—. No quiero asustar a Jackie...

Dirigió su mirada hacia Jack, que jugaba sobre la alfombra con sus bloques y autos con mucha alegría. Él había mejorado bastante de ánimo, tenía menos pesadillas y se lo veía más tranquilo y feliz. Jack incluso dormía mejor los últimos días, ya no se despertaba tanto por la madrugada y su apetito había mejorado.

Lucas dijo que prepararía él la cena, para que Erica pudiese bailar tranquila en su habitación. Unos minutos después ella subió las escaleras, aún con la preocupación y el miedo en la boca del estómago. Colocó música en su teléfono y la pasó a un parlante pequeño para que sonara por todo el lugar. La habitación era grande y podía dividirse perfectamente en dos habitaciones, eso la hizo soltar un suspiro, pues en esa inmensidad se sentía sola y pequeña.

Con cuidado se quitó las zapatillas y medias para poder colocarse los zapatos de punta, comenzó a calentar sus tobillos, sus piernas e incluso sus brazos por largos minutos, para evitar lesionarse. Luego comenzó a bailar con el sonido de piano proveniente del parlante, practicaba sus posiciones y se entretenía haciendo algunos fouetté. Cada vez hacía menos giros por la falta de práctica, y eso la frustraba bastante, porque aunque no fue una gran bailarina tiempo atrás, no era tan mala como en ese momento.

—Increíble que tenga más talento para matar que para bailar —dijo con un chasquido de lengua al verse en el espejo de cuerpo entero.

No era mala en realidad, pero su nivel había bajado un poco y eso le parecía imperdonable, pues siempre había sido muy exigente en la danza consigo misma.

No supo cuánto tiempo pasó antes de oír la voz de Lucas decirle desde abajo que la cena estaba casi lista, pero decidió hacer unos pasos más antes de bajar. Seguía estando demasiado nerviosa y preocupada por culpa de la desaparición del Loco.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now