Capítulo N° 12

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Era temprano en la mañana, y Erica había finalizado de preparle a su hermana un desayuno por su cumpleaños número dieciséis, sus padres le habían ayudado en el proceso. Sin embargo, todos se sorprendieron en el instante en que temprano en la mañana sonó el timbre de la casa. Un mensajero estaba ahí, con un enorme ramo de tulipanes blancos, y una elegante bolsa borgoña. Ambas cosas las recibió la madre de Erica, y estaban dirigidas a Celeste.

Los tres tenían curiosidad por esos regalos, pero ninguno se animó a husmear la tarjeta. Fueron a despertar a Celeste con su desayuno acomodado en una bandeja bonita, y le entregaron el ramo de tulipanes.

—¡Gracias! —dijo ella con una sonrisa.

—No es nuestro, el desayuno sí —explicó su madre con una sonrisa tierna.

Celeste tomó entonces la tarjeta y comenzó a reír y sonreír, con sus ojos iluminados por la emoción.

Solo Erica se quedó sentada junto a ella, mientras que sus padres se fueron a preparar sus propios obsequios para su hija menor.

—«Leí una vez que los tulipanes blancos simbolizan el amor puro. Y desde que vi tu sonrisa y oí tu dulce voz, supe que serías el amor de mi vida. Muy feliz cumpleaños, florecita» —leyó Celeste en voz alta con mucha emoción, y reprimió un pequeño gritito al abrazar la nota.

—¿Es de Martín? —preguntó Erica con sorpresa.

—¡Te dije que no es como tus ex! —dijo con una gran sonrisa y comenzó a revisar el otro obsequio en la bolsa, tomó de adentro una cajita aterciopelada que contenía un delicado collar con un dije de flor—. Es hermoso, ¡mirá, Eri! Me regaló un collar, está precioso.

Erica llevó por instinto su mano hacia el cuello, donde tenía puesto el collar que le había regalado el Loco, con un dije de ángel.

—No sé si la gente de Mörder pueda ser así realmente, tené cuidado, Cele —le dijo con pesar.

—Eri, es mi cumpleaños y estoy contenta. Si querés amargarte sola hacelo, pero no me cagues mi cumpleaños con tu moralismo.

Erica solo resopló como respuesta y comenzó a vestirse. Dejó que su hermana disfrutara de su momento, mientras se amargaba ella misma con su preocupación, porque temía que el primer amor de su hermana fuera un asesino. Un primer amor podía ser doloroso, pero si a eso le sumaba que era en Mörder, sus miedos le parecían más que justificados.

Peinó con cuidado su cabello y se vistió con una falda corta y una sencilla blusa, para luego ir hasta el balcón y disfrutar de la brisa veraniega en la mañana.

El olor a tabaco llegó hasta ella, así fue como vio a Lucas sentado en la ventana con las piernas hacia fuera, fumaba un cigarrillo mientras revisaba su teléfono.

—Siempre que te veo estás fumando —dijo Erica con una risita.

Lucas levantó la vista para verla y le dirigió una sonrisa.

—Siempre digo que va a ser el último, y siempre termino comprando otro paquete —dijo con un suspiro mientras miraba su cigarrillo—, ojalá pueda dejarlo.

Erica se acercó para poder apoyarse en la baranda que daba justo a esa ventana, y así estar más cerca de él.

—Casi todos los que me rodean son fumadores —dijo ella y lo miró con curiosidad—, ¿qué tiene de interesante?

—Me ayuda con la ansiedad, si no fumo comienzo a rascarme y termino por lastimarme —dijo con un suspiro—. Perdón, debo llenarte toda la pieza con olor a cigarrillo.

—Para nada, no te preocupes. No me molesta tampoco.

Lucas le sonrió y se concentró en mirarla, Erica se veía muy bonita en la mañana.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now