Capítulo N° 24

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Erica se despertó sobresaltada, cubierta en sudor. Su cuerpo aún temblaba y su pecho se levantaba una y otra vez, jadeante. Los rayos del sol entraban por las líneas de la persiana.
Eso la confundió un poco, pues en Naemniki no había luz solar.

Quería levantarse, pero un brazo la mantenía inmóvil, miró con miedo hacia el costado y pudo ver allí al Loco dormido, la estaba abrazando.

—Genial, creí que eso también había sido parte de una pesadilla... dormí con el Loco —pensó con fastidio.

El Loco dormía lleno de paz, su rostro libre de locura, de ceños fruncidos o sonrisas sarcásticas. No lo miró mucho, y lo poco que vio en él era el hollín y las cenizas en él. Levantó el musculoso brazo del Loco para quitárselo de la cintura, y así hacerse a un lado despacio, tratando de no despertarlo. Cuando logró escurrirse de sus brazos, se alejó lentamente de la cama. Al llegar a la puerta de ese cuarto oyó la voz del Loco, casi como un murmullo, como si hablara en medio de sus sueños.

—¿A dónde vas, engel?

—A... ningún lado... —respondió con cierto temor, girando lentamente para verlo.

Él seguía igual a como lo dejó en la cama, ni siquiera tenía los ojos abiertos.

—Bueno... no te vayas lejos, pueden... encontrarte...

El Loco se acurrucó un poco y se quedó así, sin decir nada más. Erica suspiró aliviada al percatarse de que solo hablaba dormido. Salió de ese cuarto cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido.

No sabía dónde estaba, pero debía admitir que esa casa era muy bonita. Llegó a un living con sillones blancos y muebles de madera natural. Había una mesa ratona de vidrio en el centro de los sillones y una barra dividiendo el living del comedor, donde algunas bolsas se encontraban encima.

Buscó el baño para poder higienizarse, y al verse en el espejo dejó ir un suspito triste.

—Realmente pasó todo... —murmuró.

Su cabello estaba lleno de ceniza y marcas de hollín se veían en algunas partes de su rostro y cuello. Se lavó la cara y humedeció el cabello para quitar toda esa ceniza, luego se lavó el cuerpo y peinó un poco su cabello solo con los dedos.

Se aseguró de tener su cuchillo en la cadera y dejó ir un suspiro aliviado al descubrir que aún lo tenía, pero al ver el número de Chris aún en su mano decidió anotarlo en un papel, rebuscó entre los papeles que había en un cajón hasta dar con una lapicera. Luego decidió explorar un poco el barrio para intentar reconocer en dónde se encontraba.

El sol de la mañana la encandiló un poco, lo que la obligaba a parpadear varias veces hasta acostumbrarse. Colocó una maceta en la puerta para que no se cerrara. No sabía dónde estaba, no conocía el barrio, no estaba segura de si se encontraba aún en Capital o si, por el contrario, estaba en Provincia. Caminó por la calle, tratando de averiguar en dónde está, los nombres de las calles no le resultaban conocidos, pero al ver un kiosco cerca decidió acercarse.

Tenía hambre y sed, y para su suerte contaba con algunos billetes en su bolsillo. Compró una botellita de agua y un paquete de galletas dulces, pero no perdió oportunidad en preguntar dónde se encontraba.

—Disculpe, ¿dónde estamos? —preguntó—. ¿Qué ciudad?

—Estamos en Ramos Mejía, ¿te despertaste alborotada? —la señora del kiosco se rió con ánimo.

—Ah, sí, es que fue una noche un poco movida...

—Ay, ay, ay, estos chicos y el alcohol.

Erica se despidió y regresó hacia la casa de la que había salido, bastante pensativa.

Mörder [ COMPLETA ]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang