Capítulo N° 26

32.4K 1.2K 506
                                    

Una semana con el Loco debería ser una tortura, pero por alguna extraña razón era mucho mejor que estar en Mörder y Naemniki. Erica podía ser realmente libre ahí, él respetaba su espacio y no le hablaba salvo que fuese estrictamente necesario.

Erica se encontraba sentada en uno de los sillones con un libro en sus manos, lo había tomado de una biblioteca, y leer le recordaba a Chris. Suspiró con pesar al preguntarse qué estaría haciendo, y si estaría bien.

Se escuchó la puerta del sótano, la que estaba en la cocina y a la que ella no podía acceder. Vio al Loco subir las escaleras para aparecer por la cocina, con el torso desnudo y un poco sudado. Erica dejó de mirarlo para poder observar por la ventana, estaba atardeciendo.

—Loco, ¿ya podemos salir?

—Sí, calculo que sí... ¿ya querés irte? —volteó para verla.

—Sí, en realidad sí.

—¿Tan horrible es la vida conmigo? —dijo con una mirada triste.

—No es eso, es... mejor que estar en Mörder, pero... tengo que irme...

—¡En ningún lugar vas a estar más segura que a mi lado!

—¡Loco! ¡Quiero irme! ¡No quiero estar con vos! ¡Quiero irme con mis amigos, mi familia, la gente que quiero! —chilló Erica con molestia—. ¡Solo quiero ver a mi familia!

—Después de todo lo que hice por vos, salvé tu vida, ¿no podrías ser agradecida?

—¡Soy agradecida! ¡Limpio tu casa y te cocino! ¡Sano tus heridas! ¡¿Qué más querés?! —gritó al ponerse de pie.

—¿Qué más quiero? ¡¿Qué más quiero?! ¡A vos te quiero! —dijo y se acercó a ella para poder tomarla de un brazo y acercarla a sí—. ¡Quiero tenerte conmigo! ¡Eso quiero! ¡¿Tan difícil de entender es?! ¡¿En qué idioma debo decirlo para que lo entiendas?!

Erica lo empujó con fastidio, justo cuando se oyó el timbre de la casa, ninguno quería ir a ver, solo se miraron con odio con sus dientes trabados que podían verse allí, amenazantes en ambos. Sin embargo el Loco gruñó por lo bajo y se asomó por la ventana para asegurarse de quién tocaba, y con una sonrisa salió a paso apurado para atender a las visitas.

—Creí que ya había superado lo de querer acostarse conmigo...

Se acomodó la ropa y dejó el libro nuevamente en la biblioteca, para después ir hacia la cocina a prender la cafetera. No giró sino hasta oír la voz del Loco y Moira, la vio entrar con su Jack en los brazos, se lo veía un poco más grande, y hasta Hund entró corriendo, saltaba alrededor del Loco, que lo acariciaba con una enorme sonrisa.

—¡Ay, hola, linda! —dijo Moira con una sonrisa al verla, y se acercó para poder saludarla con un beso en la mejilla—. ¿Cómo estás? No creí que estabas acá.

—Ah, hola, sí, estoy raptada —sonrió falsamente mirando con odio al Loco.

—La secuestré, ¿tenés alguna objeción con eso? —dijo el Loco al ver a Moira, que negó con la cabeza riéndose, para luego bajar a Jack.

—Ninguna, ¡andá a jugar, Jackie! ¡Jugá con Hund!

—¿Querés café? —ofreció el Loco con una sonrisa.

—Está bien, ¿tomás conmigo?

—Por supuesto —Apoyó su mano con cariño en el rostro de Moira, dándole una suave caricia sin dejar de mirar sus bonitos ojos azules—. Engel, hacé algo útil por tu vida y prepará café.

—Lo hago por ella, no por vos, ¡que conste! —dijo entre dientes, sin dejar de mirarlo con desprecio.

Diciendo eso Erica comenzó a servir café en dos tazas más, a la vez que colocaba galletas que había preparado en la tarde en un plato de porcelana.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora