Capítulo N° 16

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Dedicado a Etternel


A pesar de sus heridas, Erica había querido entrenar de todas formas. Se concentró en lanzar patadas a la bolsa que tenía delante, giraba en el lugar rápidamente para efectuar otra patada y hacer combinaciones de esta. La gente allí presente la miraba con curiosidad porque tenía puesto su férula para inmovilizar su hombro y brazo, tenía su rostro magullado y morado, aunque su hinchazón ya había bajado. Su mirada era un fuego de furia que alejaba a todo aquel que se acercaba. La única persona que no se sintió intimidada por esa mirada caminó con tranquilidad y sostuvo la bolsa para ella.

—Te vas a lastimar.

Erica sintió su sangre arder incluso más al ver a Chris ahí, la miraba fijo con sus ojos café y sostenía la bolsa con una mirada extraña.

—¡Como si eso te importara! —le gritó con furia.

Le dio la espalda para irse, sintiendo un cúmulo de emociones y sus ojos cristalizarse por lágrimas, pero también mucha más furia que antes.

—¡Erica!

No giró para verlo, apresuró el paso para salir del gimnasio, y esperaba que él no la siguiera.

Él no la siguió.

Cada uno de sus pasos era pesado, estaba hecha una bola de fuego y a cualquiera que osara decirle algo pensaba arrancarle la cara. Luego su paso se normalizó un poco y comenzó a respirar mejor. Seguía enojada, pero al menos su cuerpo ya no estaba tan tenso.

Escuchó su nombre ser nombrado por los parlantes del lugar, Gretchen la estaba buscando, lo que significaba que Fosa probablemente había aceptado que fuera a trabajar con él. Suspiró sintiéndose aliviada y caminó con tranquilidad hacia los ascensores para poder ir a la nueva oficina de Gretchen.

Ya había estado pensando qué decirle a Fosa, porque estaba segura que no le gustaría nada verla herida y probablemente inútil. Pudo armar una defensa que con suerte la salvaría de su ira, pero que a su vez podría hacer que él la matara.

Había llegado el momento de la apuesta.

Gretchen la miró fijo con sus ojos casi escondidos tras sus manos entrelazadas, tenía una sonrisa llena de maldad que no se molestó en ocultar.

—Esa es la dirección —dijo Gretchen al señalar un papel en el escritorio—. Él te va a matar cuando te vea, princesa.

Erica no respondió nada, tomó la dirección con su mano sana y apenas si asintió con respeto para despedirse de Gretchen. Y debido a que no podía manejar la moto, debió dejar que un asesino la llevara en auto hasta la ubicación, y Erica estaba segura de que eso era incluso más beneficioso para Gretchen.

La dejaron en lo que parecía ser una mansión, una casa inmensa con las rejas abiertas que daban a un camino de rocas. Erica caminó por allí con su tarjeta negra de invitación en la mano, solo por precaución. Los barrenderos ya la conocían, pero siempre llevaba esa tarjeta en caso de que alguno no la reconociera.

Tocó la enorme puerta frente a ella y tardaron un rato en atenderle, una muchacha con mascarilla negra le permitió entrar al ver la tarjeta.

—¡No me jodas! —chilló Rata al verla entrar—. ¡¿Qué le hicieron a mi esposa?! ¡¿Quién fue?!

—¿Dónde está él? —preguntó Erica mirando hacia todos lados.

—Valoro tu valentía de venir así a encararlo aún sabiendo de que va a matarte —dijo Rata con una risotada—, está atrás, Bombita. No lo hagas enojar.

Mörder [ COMPLETA ]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα