Capítulo N° 5

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La noche se encontraba en su mejor momento con la oscuridad dominándolo todo, cubría aquella moto negra que a gran velocidad recorría las calles, gruñía su motor y chirriaban las ruedas contra el pavimento

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La noche se encontraba en su mejor momento con la oscuridad dominándolo todo, cubría aquella moto negra que a gran velocidad recorría las calles, gruñía su motor y chirriaban las ruedas contra el pavimento. Aaron era un gran conductor pero para Erica no solo iba demasiado despacio, sino poco sigiloso. Debido a una etapa rebelde a sus quince, ella se había visto envuelta en carreras ilegales y, por lo tanto, había aprendido a manejar a grandes velocidades y a huir de la policía. Aaron podría ser un gran asesino y un buen conductor de motocicleta promedio, pero pésimo en lo que a sigilo o escapes se refería.

Treinta minutos después terminaron por estacionar frente a una pequeña casa en la ciudad vecina de Erica. Aaron observó el reloj digital en su muñeca: 04:00 a.m. parpadeaba ahí frente a sus ojos, liberó un suspiro mientras que Erica tocaba el timbre repetidas veces con apenas milisegundos de diferencia, él estaba seguro de que no dudarían en echarlos a patadas, aun así Erica insistía con su llamado incluso a gritos. Cuando el reloj de Aaron marcó: 04:04 a.m., la puerta se abrió ante ellos y un robusto hombre comenzó a insultarlos, pero al ver el sudor de Erica y sus ojos rojos no tardó en hacerla pasar, creyente de que algo malo pudo haberle sucedido. Junto a ella hizo pasar a Aaron y los ubicó en el comedor mientras él iba a buscar a su hija.

Aaron observaba de reojo las actitudes de Erica, el temblar imparable en su pierna izquierda, el tamborilear incesante de sus dedos contra la mesa de vidrio y sus fosas nasales extendiéndose por los nervios. Notó, también, cómo sus ojos se abrieron y cómo una pequeña sonrisa comenzaba a dibujarse en su rostro cuando una muchacha morena se acercó a ellos mientras se refregaba los ojos.

—¿Todo está bien? —preguntó el hombre robusto mientras miraba a Erica con seriedad y luego a Aaron, concentrado específicamente en verlo a él con desconfianza.

—Vaya a descansar, lamento venir a esta hora pero necesito hablar con Tina ya mismo, es urgente —respondió ella y trató de dedicarle una sonrisa como forma vana de tranquilizarlo, pero el hombre apenas si asintió y, antes de mirar con desprecio a Aaron, regresó a su habitación.

La muchacha frente a ella comenzó a preguntarle qué hacía en su casa a esa hora de la madrugada, pero aunque Erica deseaba poder explicarse, ninguna palabra salía de su boca. Solo podía observar los rizos negros en el cabello de su amiga, sus ojos oscuros y sus actitudes tímidas y temerosas.

«Debo decírselo, debo decirle que escape, que corra, que busque refugio en algún lado, quizá con familiares. Necesito que se vaya de acá y en lo posible también sus padres, ¿quién sabe? Quizá el Loco descargue su ira en ellos al percatarse de que su objetivo se esfumó».

Pensó, pero aunque quiso decirlo en voz alta no pudo, no fue hasta que su amiga estuvo a punto de retirarse que Erica no actuó. La tomó de los hombros y la sacudió un poco mientras, con una sola bocanada de aire, le decía:

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now