Capítulo N° 14

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Los días que pasaron Erica se sintió extraña, Aaron no la llamó ni le mandó mensajes. Para ella era obvio que haría eso luego de obtener lo que quería, pero por un momento realmente creyó que le gustaba.

Erica no le rogaba a nadie, y si Aaron lo tomaría como una simple aventura, entonces ella haría lo mismo.

Acomodó su ropa en un bolso junto a Celeste, ambas terminaron de guardar sus cosas, ya que era el día 31 y estaban por ser las 07:00 am, ninguna quería llegar tarde y descubrir cuál sería el castigo de Gretchen.

Se habían despedido de sus padres la noche anterior, por lo que ambas se acercaron a su habitación para verlos dormidos. Sonrieron al ver que dormían abrazados, y ambas sintieron mucha angustia al tener que irse y dejarlos de esa forma otra vez.

Erica sacó la moto del garage y se colocó el casco, y mientras esperaba a que su hermana estuviese lista, miró la ventana de Lucas y dejó ir un suspiro triste. Él aún no había regresado, le hubiese gustado despedirse de él y abrazarlo una última vez.

Al llegar a Mörder, ambas descubrieron no ser las únicas en decidir llegar ese día, varios compañeros se apuraban a ingresar y entre ellos pudieron ver a Martín. Caminaba tranquilo por el estacionamiento con una mano en su bolsillo y con su bolso en la otra mano. Celeste se bajó rápido de la moto y se quitó el casco, esta vez fue ella quien silbó fuerte para llamar su atención. Martín giró enseguida y las expresiones de su rostro cambiaron al verla, pasaron de ser oscuras a volverse alegres. Él soltó el bolso y dio un pequeño trote hasta llegar a ambas muchachas y así poder abrazar a Celeste.

Erica los dejó solos, saludó a Martín con respeto e ingresó en las instalaciones con su bolso colgado del brazo. Caminó con tranquilidad hasta llegar al centro, donde Gretchen los esperaba, pero se sobresaltó en el momento en que alguien le dijo «¡Buu!» al oído. Terminó por dar un salto que hizo reír a Chris casi a carcajadas.

—Sos un pelotudo —se quejó ella pero lo sorprendió al abrazarlo—, pero te extrañé mucho.

—Sabía que me amabas —bromeó él y esquivó el golpe que Erica quiso lanzarle.

Aunque Erica quiso decirle algo, no llegó a pronunciar palabra alguna, ya que la voz de Gretchen llenó todo el lugar, que se silenció al instante.

—¡Escuchen! ¡Muchos de ustedes habrán oído lo que pasó! —dijo con su mirada fría y su voz dura—. «¿Qué pasó?» se preguntarán otros. El Estado nos abandonó, estamos solos, dependen de mí ahora. Piero huyó con otros compañeros hacia la sede de mi hermano Julio, así que... —frunció el ceño con odio y habló con asco—: Los que quieran trabajar bajo el mando de Julio, váyanse ahora antes de que los mate, y el que quiera quedarse conmigo, que se quede.

—Bueno, mejor malo conocido que bueno por conocer, ¿no? —susurró Erica en el oído de Chris.

—¡No desempaquen nada! Mañana nos mudamos a la sede de mi hermano Héctor, nos unimos a los otros asesinos de Naemniki, ¿está claro? No desempaquen —Vio la forma en que algunos asesinos festejaban, porque Mörder siempre tuvo buena relación con Naemniki—.  Y arréglense bien, es fin de año y preparamos una buena cena para este día, ¡el último que pasaremos en este lugar! ¡Los quiero arreglados a las 2100 en el comedor! Ahora vayan, hagan lo que quieran.

Gretchen se dio la vuelta y caminó firme con la misma imponencia de siempre, no parecía importarle las miradas enfocadas en sus heridas ni tampoco las dudas que pudieran tener. Todos se miraban entre sí, dudosos de qué hacer, pero los que conocían a Julio aprovecharon que ella volteó para irse sin que nadie los viera, sin embargo todo el resto decidió quedarse. Prefirieron a Gretchen, a quien ya conocían cómo tratarla.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now