Capítulo N° 29

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Aaron se encontraba sentado en el escritorio de su oficina, el que una vez perteneció a Gretchen, los barrenderos ya habían hecho su limpieza allí y todo estaba en orden. Sin embargo, estaba muy enojado y golpeó a su asistente con fuerza.

—¡Lo quiero muerto! ¡Quiero que Julio muera! ¡¿Tan difícil de entender es?! —gritó al tomarla del cuello con fuerza.

—Lo entiendo, pero no encuentro la forma, él... siempre está con los japoneses... —dijo la asistente con su rostro lleno de horror.

—Sí, ¡malditos japoneses! Necesito que te comuniques con la Siciliana, ella sí sabe hacer su trabajo —dijo y la lanzó contra la pared—. ¡Quiero que me averigüen en qué momento él está solo!

—Sí, señor.

—¡Ahora andate! ¿Ya terminaron de armar la habitación que les pedí?

—Sí, señor, hay un salón armado, puede verlo después, y su habitación ya fue redecorada al gusto de la señora.

—¡Perfecto! ¡Ahora andate y averiguame eso!

La asistente se fue enseguida con miedo a otro golpe o reprimenda, dejando a Aaron solo, que se refregaba el rostro con fastidio. Más asesinos se unieron a él en los últimos días, y otros desertaron por su mandato cruel tan distinto al frío pero imponente mandato de Gretchen.

Se puso de pie para salir del lugar, aún rengueaba un poco de una pierna por el disparo que le había hecho Chris, a quien maldecía cada vez que su pierna le dolía. Todos se hicieron a un lado para dejarlo pasar, con miedo a ser su bolsa de golpear. Y mientras murmuraba insultos, entró en una habitación.

—Debí hacerle caso a los chicos y mandar a seguir a Erica, así sabría dónde encontrarla... Aunque no creo que desee abandonar a este rubiecito —murmuró al caminar hacia ese muchacho que se encontraba atado a una silla.

—«Miau, miau, miau, miau, michi michi miau» —canturreaba Lucas, «Chacarera de los gatos» de María Elena Walsh.

Aaron se acercó a él y le palmeó el rostro, Lucas estaba atado a una silla, con la cabeza gacha y el cabello rubio que caía sobre sus ojos verdes, rodeados de aureolas moradas por golpes.

—No te preocupes, gatito, ella va a volver —le dijo Aaron y lo tomó con fuerza del mentón para verlo a los ojos—. Aunque no sé, ¿creés que el amor que te tenía pueda seguir existiendo? Quizá decide abandonarte, ¿quién sabe?

Lucas levantó la mirada para encontrarse con esos ojos avellana de mirada cruel, Aaron tenía una sonrisa siniestra en su rostro, y esa mañana ya había acudido a «jugar» con él. Estaba cansado y su cuerpo dolía de sobremanera, incluso le costaba abrir un ojo por la inflamación, pero siempre trataba de verse fuerte frente a él.

—Es increíble que habiendo salido con ella no la conozcas nada —dijo y lo miró de forma desafiante.

—Shhh, gatito, no lo sé, la princesa es extraña y muy cambiante, pero hay cosas que vos no sabés de ella —dijo con una sonrisa torcida y volvió a palmearle el rostro—. Como que le relaja deshacerse de cadáveres, no lo sabías, ¿verdad? Los corta en pedazos.

—Es verdad, hay muchas cosas que no sé de la Erica actual, pero sé lo justo, y si hay algo que ella tiene es que es muy vengativa. No me va a dejar acá, ¿sabés por qué?

—Porque está caliente con vos —le apretó el rostro con fuerza, hasta hacerle doler.

—Porque no es la típica princesa que es rescatada por el príncipe azul, ella es la princesa guerrera que salva caballeros y príncipes, deberías saberlo, «gatito».

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now