Capítulo N° 18 | parte 2

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Julio la había visto fijo y directo a los ojos, y Erica sintió un horrible escalofrío recorrerle la espina dorsal. No giró para verlo, no quiso saber si él continuaba mirándola.

Al bajar las escaleras se percató de que estaba mareada, tuvo que agarrarse de una persona que pasó a su lado para no caer al suelo, a quien le pidió disculpas antes de seguir su camino. Pensó que quizá la mezcla de daiquiri, vino y marihuana había hecho efecto en ella, por ese motivo buscó donde sentarse unos minutos para pensar bien lo que iba a hacer, necesitaba pensar todo muy bien y en detalle, porque se sentía realmente torpe y sus pensamientos eran un poco confusos.

Pese al peligro que implicaba lo que estaba por hacer, decidió escribirle a Chris, a quien había eliminado de contactos por la misión pero aún conservaba su número en una llamada antigua. Solo le envió un par de signos interrogativos.

Chris respondió más rápido de lo que esperaba.

Número desconocido: No deberías escribirme

Erica: Creo q estoy muy drogada

Número desconocido: Qué consumiste? Borrá el chat luego de esto

Erica: Me obligaron a fumar, pero creo q tenía algo raro, no me siento bien...

Número desconocido: Dónde estás? Voy para ahí

Erica: No, voy a incorporarme a algún grupo, no deben vernos juntos

Erica: Borro el chat, no respondas

Borró el chat al instante y se quedó observando el teléfono ahí en su mano, miró la foto de Lucas ahí en el chat que quedó arriba de todo, era una tierna foto de él con su gato. Sonrió al verla y guardó el teléfono para poder buscar algún grupo con el cual quedarse. Veía raro y no lograba percibir las distancias correctamente, y mientras más tiempo pasaba allí sentada, más se relajaban sus músculos. Sintió fuertes deseos de vomitar, pese a no haber bebido tanto. Ella siempre había tenido mucha resistencia al beber, estaba muy segura de que no era por el alcohol.

Luego de un rato las náuseas desaparecieron, pero sus movimientos se volvieron más lentos y por un instante se entretuvo mirando sus uñas largas y la forma en que sobresalían las piedras de strass. Le pareció muy curioso.

Decidió ponerse de pie y caminó torpemente hacia una barra que estaba cerca. Pensó que quizá verse así, drogada y ebria, le ayudaría a disimular mejor. Se acomodó entonces en un pequeño rincón de la barra junto a un grupo de chicos que estaban comprando. Quiso hablarles pero, a su vez, abrir la boca le daba demasiada pereza y estaba demasiado concentrada en ver el tatuaje que tenía uno de ellos en su nuca, porque parecía una araña trepando su cabeza.

Se tambaleó un poco y debió aferrarse mejor a la barra para no caer. Ya no le parecía una buena idea beber, pero tener un vaso en su mano sí podría servirle. Por ello continuó esperando su turno y miró la forma en que los bartender servían los tragos.

Pensó escribirle a su hermana, pero si en verdad Akihiko la tendría vigilada no podía permitir que ella se acercara y ponerla en peligro, por eso decidió mejor no beber, y comenzó a caminar para alejarse de allí, concentrada en ver sus pies para no tropezar, con una sonrisa en el rostro que no podía borrar ni disimular.

Ella había consumido varias veces marihuana, y siempre le daba sueño o risa, pero nunca se había sentido de esa forma, tan torpe, con las sensaciones tan intensas en su piel.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now