Capítulo N° 64

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Le había escrito a Lucas, se había animado por fin a escribirle, pero él no respondió. No estaba segura de siquiera si lo había visto al mensaje, o si le importaba. Lo extrañaba a él y extrañaba a Jack, con toda su alma extrañaba al pequeño.

Ya estaba de veinte semanas, su vientre se notaba más, y aunque no le permitían hacer esfuerzos y debía continuar con el reposo absoluto, a veces Erica caminaba un poco por la casa, despacio y con la ayuda de Chris o de Fosa, quien iba seguido a verla, solo para que ella no se sintiera una completa inútil.

Rata había prometido regalarle una cuna, el bolso maternal y muchos otros obejetos para bebés, pero solo cuando ella se sintiera mejor, pues el miedo a perder su embarazo la retenía de hacer toda clase de planes. Ese miedo le impedía ser feliz con su embarazo.

Estaba sentada en la cama leyendo un libro de poesías, Fosa le había regalado el mismo libro del Loco pero en francés, y Erica lo leía cada tarde mientras bebía un té. Debía ir a su consulta médica, la hacían ir muy seguido para poder vigilar el hematoma uterino y así asegurarse de que todo marchaba bien. Había dado la vuelta a una página cuando oyó la voz de Chris hablando con alguien, creyó que era doña Lara, o quizá Fosa o Rata, pero se sorprendió y apretó los labios cuando vio allí en la puerta a ese rubio que la miraba con una sonrisa triste, y tomado de su mano estaba Jack, quien corrió hacia ella para abrazarla.

—¡Mami Ica! —chilló él al aferrarse contra ella—. Extrañé mucho, mami Ica, mucho.

—Oh, Jackie, también te extrañé tanto —dijo con lágrimas que comenzaban a recorrer su rostro hasta caer en la cabellera rubia del pequeño—. Mirá, Jackie —apoyó la mano de él en su vientre para seguir la curvatura—, acá está tu hermanita.

—¿Es una nena? —fue lo único que dijo Lucas desde la puerta, con sus ojos bien abiertos que poco a poco comenzaban a llenarse de lágrimas.

Erica levantó la vista hacia él y asintió con una sonrisa triste, y él se acercó muy rápido hacia ella para poder abrazarla. Ella hundió su rostro en el pecho de Lucas y él hundió su nariz en el cabello de ella, la aferró con fuerza, con decisión.

—No voy a dejarte sola, Eri —le dijo en un susurro—, no estoy enojado, nunca lo estuve.

—Deberías estarlo, deberías odiarme —lloró ella y él se separó solo un poco para poder apoyar su palma en la mejilla de Erica.

—No podría odiarte nunca, no a la mujer que salvó mi vida.

Jack estaba entretenido mostrándole a Erica sus nuevos juguetes, le mostraba algunos libros de cuentos que Lucas le había comprado, incluso tenía otros que le había regalado su hermana Micaela. Luego Jack se alejó para jugar con Hund, con quien comenzó a revolcarse en la alfombra del living en medio de risitas, dejando que Lucas y Erica pudieran hablar a solas.

Él se sentó junto a ella en la cama y se animó a depositar su mano en la panza abultada, para luego sonreír.

—¿Ya pensaste un nombre?

—Me da miedo... me da miedo darle un nombre y que también desaparezca, tengo tanto miedo, Lu, tanto miedo —dijo con mucha tristeza.

—Me dijo Chris que tenés control en una hora, ¿puedo... llevarte yo?

Ella asintió con sus labios apretados y su cabello danzó en el aire por el rápido movimiento. Luego ella tomó la mano izquierda de Lucas, la que tenía sus dedos cortados, la que era la mayor prueba física de todo lo que él había sufrido en Mörder por culpa de Aaron. Entonces levantó la vista para verlo fijo a los ojos verde claro.

—Tu familia, ellas... deben odiarme mucho...

Lucas se encogió de hombros.

—Mi mamá no lo entiende, discutimos todo el tiempo, pero Mica... —esbozó una sonrisa alegre—. Mica quiere verte, piensa que sos una heroína por salvarme, ella quiere verte, si es que vos querés.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now