Capítulo 3: Secretos revelados

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Llevaba más de un año engañándome a mi misma, diciéndome que mi amor por él se había ido cuando la verdad era que aunque no quisiera cada día estaba más enamorada de él. No puedo creer que se haya tenido que morir para que me diera cuenta de la mentira en la que vivía, siempre le estaré agradecido por todo lo que me dio; sin saberlo me dio la razón por la cual vivo día a día.

Decido que es mejor volver a casa, no es bueno que conduzca en estas condiciones, no me puedo permitir tener un accidente, no ahora. Estaciono el auto y corro hacia mi pieza donde comienzo a sacar todas las cosas de Benjamín de la caja y me lanzo al suelo donde me quedo hecha un ovillo sollozando hasta que llega mi madre corriendo.

—¡Hija! —exclama preocupada y me abraza— ¡Por Dios! Elizabeth ¿Qué te pasa?

—B...Benjamín— tartamudeo entre sollozos.

Mi madre reprime unas lagrimas en sus ojos, y ahí me doy cuenta de que ella lo sabía.

—¡¿Por qué no me dijiste nada?! — siento un grito desgarrador y tardo en darme cuenta que fui yo quien lo produjo.

—No podía hacerlo, te destruiría. No podía solo llamar y tirar esa bomba, eres mi hija y no quería verte sufrir, no si no estaba yo ahí para consolarte como lo hago ahora —toma mi cara con sus dos manos y me obliga a mirarla a los ojos —. Effie, prométeme que no volverás a lo de antes por favor hija, te lo ruego.

—Haz que deje de doler, por favor mamá. Duele mucho— digo aferrándome a su blusa, mientras ella me da palabras de consuelo y me hace cariño en el pelo.

No sé en que momento me quedé dormida pero lo que si sé es que cuando despierto siento lagrimas secas en mi mejilla y un dolor de cabeza horrible que me confirma que todo esto es real, no es solo una pesadilla. A los pies de mi cama veo que está sentada Jenny, esperando a que despertara para llorar conmigo; como en los viejos tiempos. Cerca de las dos de la tarde, mi madre nos llama para que almorcemos pero yo no voy, sin darle ninguna explicación a nadie salgo de mi casa y comienzo a conducir. Lo único que deje encima de mi velador fue una nota en la que decía:

   "Vuelvo en un par de horas, no se preocupen por mi"

Conduzco durante dos horas y media hasta llegar a Santiago. ¿Estoy loca? Tal vez un poquito, pero ya no podía seguir con este secreto. Cuando llego a la casa de mi abuela una pequeña de casi dos años sale a abrazarme con emoción, la aprieto contra mi cuidando de no dejarla sin aire. ¡Dios! ¿Cómo se me pudo ocurrir estar lejos de ella por tres meses?

Luego de saludar a mi abuela me llevo a la pequeña al departamento que mis padres habían alquilado para mi. Decido dejar a la princesa viendo My little pony mientras yo llevo a cabo una idea que se me vino desde que salí de casa. Tomo una caja floreada y vacía que tenía en el fondo de mi armario; sabía que algún día la usaría, tomo un marcador y con letras grandes escribo "CARTAS A BENJAMÍN", sé que suena estúpido pero fue la forma que encontré para comunicarme con él, y también para desahogarme. No le escribiría todos lo días pero si cuando lo necesitara; necesito de alguna forma, sacar toda esta mierda dentro de mi.

Tomo la primera hoja que encuentro en mi escritorio y río al ver que era una hoja de Barbie que Cassia había dejado por ahí, cierro los ojos dándome un segundo para aclarar las ideas y comienzo a escribir la primera carta...

Con los ojos llenos de lagrimas termino de escribir y comienzo a juntar las cosas de la pequeña para ponerlas en un bolso, la tomo en mis brazos y con ella me dirijo al auto.

—¿Lista Princesa? Llegó la hora de conocer a mi...—me corrijo mientras la acomodo en su silla para niños—...a nuestra familia.

Cassia solo se reía mientras yo salía del estacionamiento nerviosa por la reacción que podía tener mi familia al enterarse de toda la verdad. Demoramos un poco más de tres horas en el viaje ya que nos detuvimos un par de veces en las estaciones de servicio, y cerca de las nueve de la noche estacioné mi auto afuera de mi casa.

«Tranquila, ellos te aman y lo entenderán» me intento tranquilizar pero fallo en el intento, mientras camino con la pequeña entre mis brazos hasta que llego a la puerta y suelto un largo suspiro antes de entrar a la casa.

—¡Elizabeth! Nunca vuelvas a hacer esto, no sabes lo preocupados que estábamos — dice mientras abre la puerta sin notar a quien llevo en mis brazos.

—Lo siento mamá, tenía que volver a Santiago.

—¿Santiago? Te volviste loca...—se interrumpe cuando ve a la niña tan parecida a mi en mis brazos— ¿Quién es ella?

—¿Puedes pedirle a mi padre y a Rosalie que bajen al living? Tengo que hablar con ustedes.

Mi madre entra a la casa y hace lo que le pido extrañada, aunque sé que en el fondo ella sabe todo lo que está pasando. Y es que las madres siempre se dan cuenta de todo.

—¡Hola Eff! —dice mi hermana con una sonrisa y luego me mira extrañada— ¿Quién es ella?

—Preferiría que se sienten, está no es algo fácil para contar —digo y ellos hacen lo que les pido y esperan expectantes— ¡Dios! No sé por donde empezar.

—Elizabeth ¿Qué está pasando? —pregunta mi padre tan serio como siempre.

—Ella es Cassia —comienzo a decir y me detengo un momento a pensar si decirlo no pero al final me decido— Gilbert. ¡Cassia Gilbert!

—¿Ella es? —pregunta mi mamá, confirmando todas sus sospechas.

—¿Effie? —dice mi hermana.

—Ella es mi hija —suelto tan rápido que recién me doy cuenta que lo dije cuando el sonido de esas palabras llegan a mis oídos. 


Feliz año nuevoo <3 Espero que les vaya gustando la novela y me dejen un votito, y si quieren un comentario jiji. Ahora subiré la carta que le escribió. Besitos (K)         —Hopito :3


Cartas a BenjamínWhere stories live. Discover now