Séptima carta

957 98 10
                                    

Sábado 23 enero, 2016

Querido idiota:

Volví pronto, pero no te emociones, eso no significa que haya olvidado y perdonado todo...

¡Dios! No puedo creer que esté escribiendo esto... Acabo de ver nacer a tu hijo. Sí, literal, lo vi nacer. Sujeté la mano de tu novia, mientras gritaba de dolor, lo que claramente deberías haber hecho tú. Es un niño precioso y no tiene la culpa de lo idiota que fue su papá, no sé en qué posición me deja todo esto... solo espero que tu hijo esté bien, que sea un niño feliz y nunca sienta rencor hacia ti. De corazón espero que también sea un niño completamente sano ya que después de todo es el hermano de mi hija, por más que quiera negarlo.

¿Por qué dejaste sola a Kiara si sabías que no tenía a nadie más? No te estoy juzgando porque sé exactamente las ideas que pasan por la cabeza de las personas que deciden suicidarse, pero no entiendo, debe haber otra razón para que hayas hecho lo que hiciste porque si fuera por mí no tendrías a otra mujer dando a luz a un hijo tuyo. ¿Por qué sabiendo que un pequeño iba a depender de ti, te fuiste? ¿Lo hubieses hecho si hubieses sabido de la existencia de Cassia? Me niego a pensar que eres tan egoísta como para hacerlo sin pensar en todas las posibilidades, aún tengo fe en ti y siento que hay algo que no cuadra.

¡Agh! Creo que ya comencé a decir —escribir— estupideces, me pasa a menudo últimamente así que dejaré esto hasta acá. Adiós.

Elizabeth Grayson.

Cartas a BenjamínWhere stories live. Discover now