Capítulo 68: Sobrevivir

502 65 0
                                    

       

Diego estaciona el auto frente a la puerta de mi casa, estoy muy nerviosa, no sé cómo terminará esto pero no hay nada más que hacer. Como le dije antes, es mi novio y tarde o temprano tendrán que aceptarlo aunque debo admitir que al ver que el auto de papá no está, suspiro aliviada.

—¿Estás bien? —me pregunta Diego antes de bajarnos—. Estás un poco pálida.

—No pasa nada, todo estará bien.

Nos bajamos al fin del auto y entrelaza sus dedos con los míos antes de que comenzáramos a caminar hacia la casa. Toco el timbre y nos recibe mamá con la mejor sonrisa que puede poner una persona que acaba de enterrar a su mejor amiga, nos abraza a ambos y nos hace pasar.

Tal como pensaba, papá no está en la casa pero a la segunda persona que veo es a Adam, quien para mi sorpresa se ve muy contento jugando con mi hija. Sonrío al ver esa escena, extraño tanto a ese idiota.

—¡Mamá! —exclama Cassia con una sonrisa cuando me ve, lo que hace que Adam se dé la vuelta y nos vea nuevamente a Diego y a mí con las manos entrelazadas.

—Hola, preciosa, ¿lo has pasado bien?

—Sí.

Me aparto de Diego para cargar a mi hija y darle un fuerte abrazo, odio separarme de ella aunque sea un par de horas, todavía no puedo creer que en el verano haya sido tan estúpida de pensar que podría dejarla todo el mes en Santiago. Mi hermano nos saluda con una amabilidad demasiado extraña pero que se siente bastante bien.

—¿Se quedan a cenar con nosotros? —pregunta mamá—. Tengo todo casi listo.

—Mmm... no lo sé, solo veníamos a buscar a Cassia pero... —miro a Diego en busca de ayuda, no quiero obligarlo a quedarse en un lugar en el que hace un tiempo no era bienvenido.

—Pero podemos quedarnos —contesta por mí y le doy una sonrisa de agradecimiento, extraño a mi familia más de lo que quisiera admitir.

Mamá agrega dos puestos más a la mesa y llama a Rosie para que baje a cenar también, mi hermana me abraza antes de acomodarse a mi lado. La comida es bastante tranquila hasta que escucho abrirse la puerta y mi cuerpo se tensa por completo, sé quién es la única persona que falta.

Siento que el corazón se me va a salir del pecho mientras escucho los pasos de papá acercándose al comedor. No sé si soy la primera en verlo pero sí estoy segura de que soy la primera persona que él ve y eleva mucho las cejas.

—Elizabeth —por primera vez parece no saber qué decir—. No esperaba verte por acá.

—Vinimos a buscar a Cassia y mamá nos invitó a cenar.

Por primera vez desvía su mirada hacia mi acompañante y estoy comenzando a pensar que hubiese sido mejor no habernos quedado a comer, papá vuelve a hablar.

—Siento mucho lo de Edith, Diego, era una gran mujer.

—Gracias.

—Estaré en mi despacho.

—¿No quieres que sirva un plato para ti? —pregunta mamá.

—He comido algo en la oficina, no te preocupes, querida. 

Me quedo casi con la mandíbula desencajada, tenía tanto miedo de venir y al final eso fue todo. ¡Si hasta le dio el pésame a mi novio como si lo últimos meses no hubiesen pasado! Supongo que algo es algo. 

Al terminar de cenar, con Rosie ayudamos a mamá a lavar los platos pero luego ella nos dice que puede terminar sola y me envía al comedor por si Adam y Diego no pudieran mantener una conversación amigable. A mí también eso me preocupa así que no espero a que me lo repita.

Cartas a Benjamínحيث تعيش القصص. اكتشف الآن