Cartas a Benjamín

Cuarta carta

12 de diciembre de 2015

Por lo general empiezo mis cartas con un «Querido Benjamín», hoy la comienzo con un «Estúpido idiota»:

¿Creíste que nunca me enteraría? ¿Que jamás me encontraría con tu novia en el cementerio o en algún lugar? ¿Que nunca iba a saber que me engañabas desde antes que me fuera? Al parecer, ella me conocía bastante bien y no tardó en hablarme. Eres un cobarde, Benjamín, un cobarde de mierda que no solo me engañó a mí, si no que dejó sola a esa mujer y a su hijo, tú hijo. No sé por qué tenía la sensación de que si hubieses sabido de Cassia todo sería distinto y estarías aquí, soy una estúpida que todavía cree en los cuentos de hadas. Una imbécil que intenta ver lo mejor de las personas, todo este tiempo culpándome a mí misma y resulta que tu razón para quedarte ya existía y tú la ignoraste.

Todo el tiempo que estuvimos juntos te llenaste la boca hablando de lo poco hombre que era Diego, bueno, al menos él tuvo los pantalones de decirme las cosas, de terminar conmigo antes de empezar nuevamente con su relación, a diferencia tuya que me enteré tres años después que era una cornuda monumental. Nunca te perdonaré esto y ten por seguro de que pondré todo mi esfuerzo para olvidarte, no sé cómo lo haré pero en un tiempo ni siquiera recordaré quién eras. Esta es mi última carta y no quemaré las demás solo para tener el recordatorio de no volver a confiar en nadie como lo hice en ti. No sabes todo el odio que tengo acumulado, y creo que debes agradecer que no te tenga frente a mí. No sé ni por qué estoy mal gastando mi tiempo escribiendo esta estupidez. Solo puedo decir que te vayas a la ¡Mierda! Sí es que ya no estás allá.

Elizabeth Grayson